Por Marcelo Fiasche.
Metió el gol 500 y ni lo festejó. Lógico. Su equipo atraviesa la peor sequía en años. Desde 2003 no perdía tres partidos seguidos en la Liga española. Se habla de un conjunto hundido “moral y futbolísticamente”. Se cuestiona la personalidad del DT y la falta de recambio del plantel. Como siempre en estos casos no hay una sola razón que explique esta crisis evidente.
El bajón llegó después la última “fecha FIFA”. Desde ese momento Barcelona perdió la magia. Fue eliminado de la Champions y no sumó en sus partidos por la liga. El tridente ofensivo lo llevó a la gloria y era obvio que el actual bajón de Messi, Suárez y Neymar arrastraría al resto. Entre los tres han metido 70 de los 88 goles del equipo. Hoy el uruguayo aporta poco y el brasileño está más preocupado en pelearse con los rivales que en desbordar. Messi, poco activo y con algunos problemas físicos y de papeles, también quedó apareció fuera de foco en la última semanas.
Sin embargo el gol de ayer y su participación en algunas jugadas dignas de su talento dan para mirar el futuro con optimismo. Quedan cinco fechas y la liga –si hay empate en puntos- se define por diferencia de gol. En Barcelona son todos buenísimos pero el mejor, por lejos, es el “10”. Si él recupera su nivel la liga estará sentenciada. Le pese a quien le pese.