Se encerró solo Boca. Se acorraló. Hace poco más dos meses Daniel Angelici decidió que el Vasco Arruabarrena siguiera en su cargo hasta junio de 2017, el DT lo había apoyado claramente en las elecciones: “Si no gana Daniel, yo me voy”, decía en la previa del acto eleccionario. Los dos se deben mucho.
¿Qué tan grave pasó en dos meses de casi no competencia como para estar en un caso extremo de ganar o salida al DT? Nada. Pero así está. Hoy, Arruabarrena se juega de verdad el puesto. Sólo ganar le sirve ante San Martín de San Juan. De hacerlo, él decidirá si quiere seguir o no, y lo haría. De empatar o perder la salida será inminente.
Todo este escenario apenas dos meses después de lograr dos torneos (el local y la Copa Argentina) y el 73% de los puntos jugados.
Esos números que impactan para bien, no se condicen con esta “soga al cuello”. A Arruabarrena , en realidad, en Boca no le perdonan las dos eliminaciones con River por la Copa Libertadores y Copa Sudamericana. Es eso. El triunfo en el orden local no alcanzó, evidentemente, para tapar aquello. Y el que la liga es el DT. Sólo él. Ahora deberá ganar siempre. De lo contrario ante la primera derrota volveremos a esta historia de “la soga al cuello”. Un lugar al que Boca llegó solito y sólo. Por política, claro.
