El reloj marcaba 37 minutos del segundo tiempo. Barcelona le ganaba 1 a 0 al Espanyol con tanto de Deco, cuando Frank Rijkaard decidió sacar al goleador y meter en la cancha a un distinto: Lionel Messi.
El 16 de octubre de 2004, un rosarino que hacía poco más de tres meses había cumplido los 17 años saltó al campo de juego y empezó a impresionar al mundo con su talento.
Lentamente, aparecieron las comparaciones con Diego Armando Maradona, como ya había ocurrido con tantos otros jugadores, aunque con el tiempo las mismas empezaron a tomar fuerza. Esa zurda exquisita, la forma de llevar la pelota y goles muy similares al mejor jugador de todos los tiempos.
A lo largo de su carrera, Messi tuvo todo tipos de logros individuales y grupales. Ganador de cuatro balones de oro, Lio consiguió con la Argentina el Juvenil de 2005 y los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, mientras que con Barcelona ganó seis ligas, seis Supercopa de España, dos Copa del Rey, tres Champions League, dos Mundiales de clubes y tantos otros títulos.
Su única deuda pendiente es conseguir un Mundial. En 2014, llegó hasta la final, pero cayó ante Alemania.
