Estados Unidos demostró que era el principal candidato en el Mundial de básquet y lo confirmó con un desempeño notable durante el torneo. En la final, aplastó a Serbia por 129-92, en Madrid.
El equipo estadounidense fue el dominador del partido. No hubo equivalencias en ningún momento. Los serbios trataron de sostener el encuentro de alguna manera. Fue imposible. La jerarquía de Estados Unidos fue suficiente para coronarse campeón del mundo en España.