De a poco, el Luna Park se queda sin algunos de esos elementos extraordinarios que lo hacen tan distinto. Hace ya más de un año que no hay boxeo, cuando Omar Narváez y el mexicano Felipe Orucuta regalaron una extraordinaria pelea. Los sábados a la noche no se escucha más que rock o bandas de cumbia. Los rugidos del público se esfumaron. De Nicolino Locche, Carlos Monzón o Ringo Bonavena, grandes que hicieron delirar a miles, no quedan más que los cuadros de la entrada, sobre la calle Bouchard.
Un tiempo atrás la legendaria campana dejó de sonar por un audio previsible que no falla pero carece de mística. Tito Lectoure, el corazón del estadio, no está más. Hoy, el mítico templo recibió otro duro golpe cruzado cuando se quedó sin voz. Murió Jorge Morales tras sufrir por su salud durante varias semanas.
Elegante smoking, conducta irreprochable y una voz única, Morales fue el anunciador del Luna Park durante más de 20 años. Fue actor, galán de cine y televisión, siguió los pasos de otros históricos de la casa del boxeo, Roberto Sbarra y Norberto Fiorentino.
Muchos boxeadores y personalidades del ambiente lo recordaron en Twitter. No hubo más que respeto y admiración.
