Zinedine Zidane protagonizó uno de los hechos más recordados en la historia de los Mundiales. Tal fue la trascendencia de este episodio, que el mismo quedó inmortalizado en una estatua gigante de cinco metros. Nos referimos al cabezazo del francés al italiano Marco Materazzi en la final de Alemania 2006.
La escultura, obra del artista Adel Abdessemed, fue exhibida de manera temporal frente al museo de arte moderno Centre Pompidou de París. En la actualidad, la famosa imagen se mudó a Oriente Medio, más precisamente en la zona del paseo marítimo de la bahía de Doha.
El director de arte público de los museos de Qatar, Jean Paul Engelen, manifestó con gran alegría esta adquisición. “Es una pieza impresionante y está realizada con el mismo estilo que las estatuas mitológicas griegas, pero ésta glorifica los defectos humanos. Demuestra que, aunque a veces tratamos a los futbolistas como dioses, no lo son. Simplemente son seres humanos” dijo.