Cuando Floyd Mayweather anunció en mayo que su rival del 14 de septiembre sería el mexicano Canelo Álvarez, el mundo del boxeo respiró aliviado. En un ambiente en el que mandan la especulación, los celos y los miedos, al fin se confirmaba la pelea que enfrentaría a dos de las más grandes estrellas de la actualidad. Y el combate no defraudó: fue uno de los más espectaculares de los últimos tiempos. En cuanto a expectativa, sólo podría medirse con el choque entre "The Money" y Oscar De la Hoya, en 2007.
En el inicio, fue Canelo Álvarez el que salió lanzado, ambicioso, sobre Mayweather. Quería achicarle el ring, desarmarlo. Pero Money tenía otras ideas y luego de aguantar esos primeros embates se fue acomodando en el cuadrilátero del MGM.
Pero el mexicano insistía, empujado por el aliento de los cientos de sus compatriotas que poblaron el estadio. "Sí, se puede", gritaban. Pero no, no se puede contra Mayweather, que asentado sacó a relucir todos sus recursos. Golpes cortos a la cara de Álvarez, arriba y abajo, aprovechando su velocidad y su precisión en ataque. Un maestro, pura categoría.
El final se decretó bastante antes del final del 12º round, porque Canelo no encontraba la manera de encontrar a Money, que se sentía cada vez más cómodo en la pelea, dominante, llevando las riendas del pleito. Un polémico fallo dividido -Mayweather fue ampliamente superior- volvió a poner las cosas en su lugar.