Es todo muy reciente, pero el arranque como entrenador para Guillermo Barros Schelotto había sido malo, con dos derrotas consecutivas. Hoy, tomó aire. Y de qué manera. Lanús consiguió una gran victoria ante Vélez por 2 a 0, en el Amalfitani. Un triunfo que, por cómo venía la historia, vale oro.
Fue un partido de dos equipos que, por lo menos en las intenciones, buscan jugar bien. Tanto Vélez como Lanús respetan a la pelota. Priorizan el juego por abajo y la construcción de la jugada desarrollado, no suelen saltear pasos. Por esto, aunque no fue nada del otro mundo, se dio un encuentro atractivo.
En la segunda parte vino lo mejor. El Fortín lo fue a buscar y el Granate se sintió más que cómodo con el contraataque. Tiene jugadores rápidos para plantear ese esquema de juego. Pereyra, a los 17, abrió el marcador tras aprovechar un rebote luego de una definición de Castillejos. Ayala, con un bombazo, estiró el marcador.
Agua en el desierto. Así le cayó la victoria a Lanús, que estaba apretado. Supo jugar con la presión y volteó a un rival complicado que no suele perder partidos de local. Nada mal como para comenzar un camino de reconstrucción.