En el concierto, Alemania bailó como el mejor. Grecia sufrió y lloró la eliminación. Los teutones fueron ampliamente superiores y ganaron 4 a 2. Löw cambió algunas piezas en su máquina letal: Mario Gómez arrancó en el banco, y el eterno y goleador Miroslav Klose fue de la partida. Müller también calentó la silla de los suplentes, aunque ingresó en el segundo tiempo.
Le costó y mucho abrir el marcador. Hizo lo imposible por batir a Michalis Sifakis, arquero griego. Schürrle y Özil tuvieron sus chances, pero no pudieron quebrar el cero. Sin embargo apareció el lateral alemán que parece brasilero: Philipp Lahm arrancó por la izquierda y, con un derechazo cruzado, convirtió el primer gol del partido. Se hacía justicia. Grecia, que sólo se dedicó a defender su arco, no tuvo chances de inquietar a los teutones.
El show de goles llegó en el complemento. Grecia sorprendió con la igualdad de Georgios Samaras, pero rápidamente los alemanes impusieron su juego vistoso: Sami Khedira, Miroslav Klose (de cabeza), y Marco Reus borraron las esperanzas de su rival. Alemania aplastó tácticamente y psicológicamente al equipo de Fernando Santos. Salpingidis, cerca del final, descontó de penal. Ahora los de Löw esperan al otro semifinalista: Inglaterra o Italia.
