Se percibía que lo iba a pagar caro. Lanús ganaba 1 a 0, dominaba el partido y generaba muchas situaciones de gol. Pero fallaba. Y lo sufrió cuando se equivocó en defensa, porque Colón no perdonó y empató el partido para dejar el resultado 1 a 1. El equipo de Gabriel Schurrer desaprovechó la oportunidad de ser el único escolta del torneo y quedó con 16 puntos. Dejó pasar una chance inigualable de acercarse a Boca y ser el único escolta.
Saber cerrar los partidos es una virtud que cualquier equipo que tiene pretensiones para pelear el torneo debe tener. Hoy, Lanús falló en esa materia. Empezó ganando desde el vestuario, con un gol al minuto de Pereyra, que aprovechó un rebote tras una distracción defensiva. A partir del manejo de pelota de Mauro Camoranesi (y también de tiempos, de saber cuándo atacar y cuándo no), el Granate fue muy superior a su rival.
Diego Valeri probaba desde afuera pero se iba afuera. Pereryra tuvo un par de situaciones claras, pero las desperdiciaba. Mario Regueiro tuvo la más clara, a los 30 del segundo tiempo, cuando recibió un pase y quedó mano a mano con el arquero, pero tardó en perfilarse, perdió tiempo, y su remate fue detenido en la línea. Así de fácil llegaba Lanús al área rival. Pero tanto desgaste, sin poder convertir, se paga caro.
Pellegrino, cuando faltaban 15 minutos para el final, puso el 1 a 1, de cabeza, tras un córner. Colón, que no hizo un buen partido pero sí dejó una cuota importante de sacrificio, hasta pudo llevarse algo más si hubiera estado más preciso en la elaboración de contraataques, pero no se animó. El tibio final fue un duro golpe para Lanús. En la despedida del equipo hubo algo de silbidos, indiferencia y tibios aplausos, llenos de impotencia por no poder acercarse a la punta. Pero la bronca estaba, principalmente, porque no lo supo ganar, se complicó solo y lo pagó cara.
