Irán y Estados Unidos protagonizarán este martes en el Mundial de Qatar un partido con un alto componente político. No solo por la histórica tensión entre ambos países, que se ha trasladado al torneo con polémicas y acusaciones, sino también por la ola de protestas que sacude al país persa por la muerte de una joven detenida por la policía de la moralidad.
Para algunos es solo un partido de fútbol. Para otros, un duelo matizado por una fuerte tensión política y diplomática que trasciende a la cita mundialista y se cuela por cada hendija abierta por un conflicto que se remonta a 1979 tras el triunfo de la Revolución Islámica.
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“Es algo muy negativo mezclar el deporte con la política. De hecho, ya pasó con Rusia (cuando la FIFA la excluyó de las eliminatorias europeas tras la invasión de Ucrania). Desde todo punto de vista, es una oportunidad perdida para acercar a ambos países”, dijo a TN el investigador y docente universitario Paulo Botta, especialista del mundo iraní y de Medio Oriente.
Un partido bajo máxima tensión: polémica por una bandera, pedido de expulsión y disculpas
El partido se jugará en medio de una fuerte polémica después que la federación de fútbol estadounidense quitó el tradicional escudo islámico de la bandera iraní, en una imagen de la tabla de posiciones del grupo B compartida en Twitter. La explicación oficial fue que se trató de una forma de protesta contra la ola represiva en Irán.
Enseguida, los medios estatales iraníes pidieron la expulsión del seleccionado estadounidense del Mundial. “Al publicar una imagen distorsionada de la bandera de la República Islámica de Irán en su cuenta oficial, el equipo de fútbol de Estados Unidos incumplió los estatutos de FIFA, por lo que una suspensión de 10 juegos es la sanción apropiada. El equipo USA debería ser expulsado de la WorldCup2022″, escribió la agencia de noticias Tasnim, alineada con el Estado de Irán, en Twitter.
La tensión se trasladó a los periodistas iraníes que cubren el torneo. Uno de los enviados cuestionó al jefe de prensa de la US Soccer por no darle la palabra a la prensa de su país. Enojado, pidió respetar a su nación, ya que “se encuentra en la Copa del Mundo y no en la MLS Cup”, la liga local estadounidense.
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La polémica intentó ser zanjada por el entrenador del seleccionado norteamericano, Gregg Berhalter. “Solo quiero reiterar que ni los jugadores ni el staff sabían nada de eso que se publicaba y algunas cosas no están en nuestro control. No nos enfocamos en lo exterior, pero lo único que podemos hacer es disculparnos por parte de los jugadores y del staff” técnico, afirmó.
La tensión repercute en el plantel iraní y se replica en las tribunas
Su colega portugués, Carlos Queiroz, entrenador del seleccionado iraní, tuvo varios cruces con periodistas que le cuestionaron su trabajo al frente del equipo nacional de Irán y le pidieron su opinión sobre las protestas en ese país.
“¿Por qué no le haces estas mismas preguntas a otros seleccionadores? ¿Por qué no le preguntas a (el seleccionador inglés Gareth) Southgate por Afganistán?, interrogó, visiblemente molesto.
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La situación interna de Irán no pasó desapercibida ni dentro ni fuera de la cancha. En las tribunas hubo banderas que aludían a las protestas por la muerte de la joven kurda Mahsa Amini tras ser detenida en agosto por la policía de la moralidad por llevar en forma incorrecta el velo obligatorio en público.
En el campo de juego, los jugadores de la selección no cantaron el himno en su debut ante Inglaterra con derrota 6 a 2, en una decisión percibida como un signo de apoyo a las víctimas de las protestas, cuya represión causó decenas de muertos. Esta decisión fue calificada como “colectiva” por el capitán, Alireza Jahanbakhsh.
Los ánimos dentro de la delegación iraní no son los mejores. El atacante Mehdi Taremi tuvo que salir a declarar que los jugadores no sufrían “ninguna presión” después de rechazar cantar el himno nacional. “No me gusta hablar de asuntos políticos, pero no sufrimos ninguna presión”, afirmó.
En las gradas se ven banderas de protestas por la muerte de Amini y hasta camisetas con el rostro del ayatolá Alí Jamenei. La fuerte tensión de la política interna iraní se replica en los estadios qataríes.
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En su diálogo con TN, el analista Paulo Botta dijo que hoy en Irán hay dos visiones en torno a la participación del seleccionado en Qatar. “Una es que el equipo nacional tiene que ser apoyado porque representa a Irán y otra que advierte que cualquier triunfo puede ser capitalizado por el actual sistema político”, indicó.
“Además, en las redes sociales se suman comentarios sobre la presencia en Qatar de personas vinculadas al gobierno disfrutando del Mundial. Entonces se preguntan: ‘¿en medio de esta crisis se van a ver los partidos?’”, comentó.
El antecedente de Francia 98: flores blancas y foto grupal
Esta no será la primera vez que ambas selecciones se enfrenten en un Mundial. En Francia 98 hubo un partido similar disputado bajo una tensa disputa política. Pero entonces los jugadores iraníes le entregaron a sus rivales ramos de rosas blancas y ambos planteles compartieron una foto grupal. En la cancha, Irán venció a Estados Unidos 2 a 1. Ambos equipos fueron eliminados en primera ronda.
Este martes, además de la tensión fuera de la cancha, estará en juego el pase a octavos de final. El que gane avanzará de ronda. El que pierda se quedará fuera del torneo. Un empate podría beneficiar a la selección iraní, pero para festejar su clasificación deberá aguardar a que Gales no venza a Inglaterra, que lidera la llave con 4 puntos, seguida de Irán con 3, Estados Unidos con 2 y Gales con 1.
“El fútbol suele ser utilizado por varios niveles. Cada uno va a sacar el pedacito que más le convenga para capitalizar cualquier cosa. Esta es una oportunidad perdida. Estamos en un contexto que incluye un acuerdo nuclear trunco entre ambos países y movilizaciones de protesta desde hace cuatro meses que ya dejaron decenas de muertos y miles de detenidos”, concluyó Botta.