Fue el 17 de julio de 1994, en el estadio Rose Bowl de Los Ángeles. El 10 de la selección de Italia, con su botín lleno de talento, vivió su peor pesadilla en la definición del Mundial de Estados Unidos ante Brasil. Su fatalidad le dio el título a los brasileños. Y eso lo afectó. “Me podría haber suicidado”, reconoció Roberto Baggio tras marrar el penal en aquella final.
El goleador que brilló con las camisetas de Inter de Milan, Juventus, Fiorentina y Milan, entre otros equipos de la Serie A, falló el penal decisivo al ejecutarlo por encima del travesaño y así Brasil, que contaba con estrellas como Dunga, Romario y Bebeto, entre otros, se alzó con la Copa del Mundo por cuarta vez en su historia, y quebró una sequía de 24 años sin conquistas.
“Sigo sin perdonarme el penal fallado en la final del Mundial del 94 contra Brasil. No hay religión que importe, ese día podría haberme suicidado y no habría sentido nada”, declaró el ex futbolista en una entrevista que le concedió en 2021 al diario La Reppubblica de Italia.
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En esa final de 1994, los europeos se aferraban a Baggio, clave hasta ese momento por sus dos goles frente a Nigeria en octavos, su conquista ante a España en cuartos y su doblete en semis contra Bulgaria. El Balón de Oro y mejor jugador FIFA de 1993 quería cerrar la Copa de Mundo de la mejor manera.
Brasileños e italianos aburrieron en los 120 minutos de juego y por primera vez en la historia de los mundiales se tuvo que recurrir a una definición desde los once metros en una final. Pasaron los primeros cuatro ejecutantes de cada uno de los equipos. Por Brasil convirtieron Romario, Branco y Dunga, mientras que Marcio Santos falló en el primer remate. Italia, en tanto, tuvo los aciertos de Demetrio Albertini y Alberigo Evani, y en cambio marraron Franco Baresi y Daniele Massaro.
Llegó el turno de Baggio, que era el último de la serie de cinco, con los sudamericanos en ventaja por 3-2. El 10 debía anotar, estaba obligado ante Claudio Taffarel, arquero rival. Los italianos daban por descontado el gol de su figura, hasta ahí de brillante torneo.
Roberto Baggio y el instante fatal
El por entonces jugador de Juventus tomó carrera desde casi la línea del área grande, Taffarel dio apenas un paso hacia adelante y la pelota se fue por encima del travesaño. Conclusión: cuarto título para Brasil y desazón para Italia, que quedaba a las puertas de su cuarta corona.
Pasado el tiempo, Baggio confesó en su autobiografía (Una puerta al Cielo) que jamás pudo superar aquella fatídica acción. “Cuando fui hacia el punto de penal estaba todo lo lúcido que se puede estar en esos momentos. Sabía que Taffarel se tiraba siempre, por eso decidí tirarlo al medio, a media altura, justo para que no pudiera despejarlo con los pies. Era una elección inteligente. Sin embargo, el balón, no sé cómo, se elevó tres metros y se fue arriba. He fallado pocos penales, pero cuando los fallaba me los atajaban, no iban a las nubes”, relató.
Baggio continuó su carrera como futbolista: pasó por Milan, Bologna, Inter y Brescia, donde se retiró en 2004. Incluso, jugó su tercer Mundial en 1998 y hasta volvió a tirar un penal en una tanda definitoria (lo anotó frente a Francia, pero su selección quedó fuera). Sin embargo, la pesadilla de 1994 fue el momento más duro de su carrera. “Ojalá pudiese borrarlo. Ese recuerdo se me ha quedado grabado”, se lamentó.
El ex futbolista de 55 años siempre fue medio rebelde y antisistema. Incluso, llegó a admitir: “Dejar el fútbol me devolvió la vida y el oxígeno. Me estaba ahogando, demasiado dolor físico. Cuando volvía a casa desde Brescia no podía salir del coche, Andreina mi mujer me echaba una mano para salir del coche”.
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Y no se quedó sólo con eso: “Para matarme estaban los obsesionados con el fútbol táctico que pensaban más en neutralizar el juego de los demás. Ahora hago lo más lindo, estoy en contacto con la naturaleza. Corto leña, uso el tractor y por la noche estoy tan cansado que me da vueltas la cabeza”.