El informe McLaren dejó expuesto el doping institucionalizado del deporte ruso en los Juegos Olímpicos y generó una debacle mundial. Allí se confirmaba que más de mil deportistas de ese país se habían beneficiado por manipulaciones en los controles antidopaje. Si bien nunca se comprobó que el gobierno de Vladimir Putin apoyara la trampa, nadie puede decir que no sabían de la existencia de un laboratorio paralelo en donde se alteraban las pruebas.
Por este motivo, desde hace años, el deporte ruso está en la mira. Por eso no sonaron extrañas las informaciones -posteriormente desmentida- de que la Selección de Rusia había llegado a instancias finales en la Copa del Mundo producto de las malas prácticas.
Además, el diario alemán Bild informó de que representantes del combinado ruso le confirmaron que jugadores del equipo anfitrión inhalaban amoníaco para sentirse mejor durante los partidos del Mundial. Con respecto a esto, el médico del plantel, Eduard Bezuglov, negó que los futbolistas rusos se doparan durante el Mundial antes de jugar los octavos de final contra España y los cuartos de final contra Croacia.
"Se trata de un simple amoníaco con el que se impregnan trozos de algodón y después se inhala. Esto lo hacen miles de deportistas para animarse. Se utiliza desde hace décadas", dijo Bezuglov a medios locales. El doctor agregó que el amoníaco "no sólo se usa en el deporte, sino en la vida cotidiana de la gente cuando alguien pierde el conocimiento o se siente débil".
"Simplemente por el fuerte olor que desprende. Se puede ir a cualquier farmacia, comprar algodón y amoníaco. Esto no tiene ninguna relación con el dopaje", explicó.
El diario "Bild" informó que antes de que los futbolistas salieran a la cancha contra los croatas se pudo observar cómo varios de ellos se restregaban la nariz, lo que indujo al rotativo a denunciar el uso habitual de amoníaco en el combinado anfitrión.
Esos medios reconocen que el amoníaco, que mejoraría el riego sanguíneo y la capacidad pulmonar, no es una sustancia que esté tipificada como prohibida por el reglamento antidopaje de la FIFA.
No es la primera vez que el fútbol ruso es considerado sospechoso de dopaje, ya que en 2016 la FIFA abrió una investigación de una trama en la que estarían implicados once jugadores citados por el informe McLaren de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA).
Entre los implicados en la trama figuraría el central del Rubín Kazán, Ruslan Kambólov, que fue convocado para el Mundial, pero fue reemplazado en el último momento por el veterano Serguéi Ignashévich.
El caso de dopaje contra Kambólov, que tuvo que abandonar por una lesión muscular la concentración de la selección rusa a escasas semanas del partido inaugural, fue cerrado por falta de pruebas, según sus abogados.