Cuando Ever Banega agarró la pelota cerca de la mitad de la cancha ya tenía en su cabeza cuál iba a ser su siguiente movimiento. Lo vio a Lionel Messi picando al vacío, comiéndose la marca del central nigeriano Kenneth Omeruo. Un pase largo y dos controles brillantes del 10 argentino decantaron en uno de los goles más gritados de los últimos tiempos.
Fue la resurrección de Messi.
Hasta ese momento el Mundial del 10 argentino era muy pobre. La floja actuación ante Islandia incluyó un penal fallado; con Croacia quedó marcado como el resto de los jugadores porque el 0-3 olía a eliminación y fin de ciclo para muchos. Pero el crack del Barcelona reapareció cuando más se lo necesitaba.
// Con un Messi iluminado, la Selección consiguió una victoria agónica y ya piensa en Francia
En las tribunas se coreó el himno y se cantó hasta que las cuerdas vocales no dieron abasto. “Que de la mano de Leo Messi”, “La que tiene a Messi y Maradona”, “Esta noche cueste lo que cueste”, ovaciones para el 10 argentino e incluso para Gonzalo Higuaín, tantas veces criticado.
La tensión que se vivió tras el gol de penal de Victor Moses es la típica que se ve en las canchas del fútbol argentino. Los golpes al piso, los insultos al árbitro y pedidos al técnico de turno para que haga cambios y así dar vuelta la historia. En uno de los sectores donde una entrada costaba 150 dólares casi se van a las manos un par de hinchas. La idea de repetir lo ocurrido en Corea-Japón 2002 no se tomaba de la mejor forma.
El gol de Marcos Rojo sobre la hora fue la resurrección de la Selección argentina
Cuatro hinchas de la India que tomaron cerveza toda la noche explotaron de alegría como si fuesen argentinos. Lin Zhao, un chino que llegó 20 minutos tarde y se perdió el gol de Messi, se subió a su butaca y empezó a agitar una bufanda que había comprado en los alrededores del estadio. La alegría no fue solo de los que viajaron desde nuestra lejana tierra.
Una vez consumada la hazaña, miles de hinchas se quedaron en las tribunas para celebrar. El festejo se extendió una hora, hasta que la voz del estadio los invitó a “retirarse” de manera muy educada. Los empleados de seguridad miraban -algunos- fascinados y -otros- agotados por la larga jornada laboral que tenía pinta de no terminar más. La Selección sufrió tanto en el último tiempo que la gente necesitaba cantar hasta quedarse sin voz.
Messi, en conferencia de prensa, fue claro: "Para nosotros haber clasificado hoy fue un desahogo muy grande por lo que había pasado en los últimos partidos”. Sampaoli, silbado y cuestionado por los hinchas, dijo: “Los chicos jugaron con el corazón y esto nos va a fortalecer”. El técnico salió del estadio, se subió al micro y se dio un fuerte abrazo con Sebastián Beccacece, su ayudante de campo con el que ya tuvo algunos cortocircuitos en estas semanas. Tal vez el triunfo también haya dejado atrás las diferencias.
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