Escribo estas palabras mientras pienso en esos argentinos que fueron al Mundial y ahora están en sus habitaciones, destrozados, llorando abrazados al resumen de la tarjeta de crédito.
Sí, no estamos en la mejor situación. Basta con mirar que empatamos con Islandia, cuyo arquero es director de cine, el técnico es dentista y el nueve llegó manejando el micro. Y duele.
Duele porque teníamos ilusiones contra Croacia. Pobre Caballero: tardó en darse cuenta que cada vez que la pelota no estaba en la cancha era porque la tenía adentro del arco. Lo más difícil fue entender lo que hizo Sampaoli. Jorge, esta pregunta es de los 40 millones de argentinos: ¿Quién te vistió? Parecías un mago.
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Y duele, muchachos. Yo les había advertido que el campeonato local es mejor que el Mundial. Porque en la Copa del Mundo vivís estas derrotas y te deprimís; mientras que en la Superliga te deprimís todos los partidos, en todas las canchas y siempre que prendés la tele están Gimnasia y Argentinos Juniors empatando cero a cero.
Encima llegan noticias tristes. Dicen que en el vestuario se agarraron a piñas. Estamos seguros de que Messi no se peleó porque sigue perdido en la cancha. Estuvo tan perdido que en un momento Mascherano se lo subió a upa y empezó a aplaudir. Pero no seamos malos. Todos lo repiten: La Pulga está deprimida. No sabemos si no llegó a renovar el monotributo, o subió al colectivo con la SUBE descargada y nadie le quiso pagar o cerró paritarias en 15%. Como sea, no está pasando un buen momento.
Muchos comparan esta situación con el Mundial de Bielsa de 2002. Pero hay diferencias. Ese era el grupo de la muerte y en este somos unos muertos.
Y si bien la Copa del Mundo mucho no me importa, tengo planes made in Superliga que nos pueden salvar.
Caruso Lombardi a la Selección. Ya mismo lo subimos a un avión y llega a Rusia con 23 jugadores nuevos, entre los que se destacan Prediger, Stracqualursi, Jacobo Mansilla, Matías Pérez García y uno de esos colombianos que siempre tiene en el equipo. Enseguida Caruso pone manos a la obra: le gana a Nigeria, pierde en octavos, se va a las manos con Putin y agarra Tigre, todo eso mientras hace un móvil para TyC.
Efecto D10S. Maradona a la Selección. Lo lleva a Ruggeri de ayudante de campo, a Morla de utilero, lo sube a Caballero a un tren a Siberia y lo convoca a Garcé. Todo en nombre de la Dalma y la Gianinna. Mientras tanto, desde que asume hasta que juega contra Nigeria le aparecen cuatro hijos nuevos, dos escándalos con Rocío y seis divorcios de la Claudia. Todo eso lo corona con historias repetidas del '86, declaraciones polémicas y conferencias de preee-ee-eensa ee-ee-eee-eee-eeeternas.
A lo Boca. Les ponemos la casaca Xeneize a los 11 jugadores y apuntamos a que nos cobren 12 penales. La buena: nos dan 12 penales. La mala: los patea Messi. Mientras tanto, el VAR pasa a ser manejado por Angelici. La buena: podemos hacer goles con la mano. La mala: los árbitros empiezan a comerse las “s”. En resumen: la buena es que pasamos el grupo y la mala es que se lesionó Gago.