Tres años después de la consagración de la Selección argentina en el Mundial de Qatar 2022, uno de los campeones que y ano forma parte del plantel, Alejandro Papu Gómez, dialogó en La Gazzetta dello Sport sobre la sanción por doping que cambió su carrera.
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En octubre de 2023, el Papu fue sancionado por positivo de terbutalina cuando era futbolista del Monza, equipo que actualmente está en la segunda división de Italia. La muestra de su análisis fue tomada antes del Mundial mientras jugaba en Sevilla, pero la sanción fue posterior y no tuvo impacto en la conquista del equipo en Qatar.
Gómez siempre mantuvo su postura de inocencia y alegó que la ingirió involuntariamente desde un recipiente contaminado por un jarabe de su hijo.
En una entrevista con el medio italiano, contó cómo vivió el trance de su sanción y los entrenamientos en solitario: “Algunas personas desaparecieron y no me lo esperaba. A veces las cosas malas te sirven para comprender quien quiere estar a tu lado y quien no”.
Remarcó la importancia de la salud mental y reveló que pidió ayuda psicológica porque “había entrado en un bucle del que no podía salir”. También agradeció a su familia, sobre todo a su mujer que lo acompañó en el camino.
“Era mi propio preparador físico, mi propio entrenador y mi propio entrenador mental”, dijo el volante de 37 años que, por la sanción impuesta no solamente estuvo alejado del campo de juego, no podía entrenar con sus compañeros ni acercarse a algún centro deportivo.
El Papu volvió a jugar el 22 de noviembre de este año después de mucho tiempo sin poder hacerlo. El 13 de diciembre, el sábado pasado, fue titular por primera vez en el Padova, de la Serie B de Italia. Además, contó su intención de seguir jugando unos años más: “Si todo va bien, quiero jugar tres o cuatro años más. Quiero disfrutar del fútbol”.



