El 25 de junio de 1995, hace exactamente 30 años, Javier Mazzoni anotó un gol que marcó su carrera y destrozó el sueño de Gimnasia y Esgrima La Plata de ganar su primer campeonato. Por entonces, el delantero vivía su año debut en la primera de Independiente, al que el destino puso como uno de los jueces del Torneo Clausura 1995 que el Lobo disputaba mano a mano con San Lorenzo.
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En aquella gélida noche en el Bosque platense, Gimnasia llegaba a la última fecha como líder del campeonato con un punto de ventaja y la chance histórica de lograr su primera estrella de liga AFA. Pero se topó con un equipo que, sin jugarse nada en la tabla, se tomó el partido muy en serio. Y en el minuto 44, la Chancha Mazzoni silenció al estadio con un anticipo de zurda en el área tras un centro de Diego Cagna. Con ese gol, el local perdió su oportunidad y San Lorenzo, que venció a Rosario Central en el Gigante de Arroyito, gritó campeón después de 21 años de sequía.
“En los torneos argentinos siempre hubo mucha especulación y mucho entusiasmo por parte de la gente. Era la primera posibilidad de Gimnasia de salir campeón y era también mi primer campeonato, mi primer año en primera. Muchas sensaciones que se me vienen a la cabeza. Uno representaba a Independiente y lo único que quedaba era ganar el partido”, recuerda Mazzoni en diálogo con TN.
Un túnel, humo y presión: la previa en el Bosque
El ambiente en la cancha era irrespirable. “Cuando salimos del túnel, lo primero que vimos fue el humo, mucho humo. Después banderitas de Gimnasia y luego muchísima gente. Me parece que hubo más gente de la que podía entrar. Nunca viví algo así. La tribuna estaba pegada al alambrado, no sé cómo no se desbordó todo”, cuenta.
El recibimiento fue hostil: “La entrada al vestuario local era por abajo de la tribuna, con un pasillo que hacía la policía. Hubo insultos, presión, todo lo que conocemos del fútbol argentino, pero multiplicado. Ellos se jugaban la vida”.
El gol del silencio

Cuando la pelota tocó la red, nadie gritó. “Fue un silencio total. Yo, por respeto a la gente, tampoco lo grité. Traté de festejar lo menos posible. Estaban todos tan apretados contra el alambrado que parecía que en cualquier momento se rompía y se metían. Fue una locura”.
Tras el partido, Mazzoni y sus compañeros estuvieron más de una hora en el vestuario, esperando que la masa de gente se desconcentrara para poder salir del Bosque sanos y salvos. “Nos quedamos un largo tiempo dando notas a la prensa y cuando salimos, el micro estaba todo roto, con las ventanillas destrozadas y pedazos de pared adentro. Pero ya no quedaba nadie afuera”.
Los mellizos, las acusaciones y los rumores de incentivación
Durante el partido, no faltaron los comentarios de sus rivales, que no entendían la resistencia de Independiente en la cancha, pese a no tener nada en juego. “Algún que otro jugador nos decía ‘dejá de correr’, ‘ustedes no se juegan nada’. Pero yo venía de estar lesionado tres años, con tres operaciones. Lo que me dijeran no me afectaba. Solo quería seguir haciendo goles”.

En la previa a esa última fecha del Clausura, el rumor de la incentivación se instaló como ocurría en cada final de campeonato. Al cumplirse el 25° aniversario del partido, el lateral de Gimnasia Sergio Dopazzo aseguró en una nota con la agencia Télam que los jugadores de Independiente cobraron un millón de pesos a repartir (en aquellos años equivalentes a un millón de dólares) para ganar el partido. Y también que Gimnasia se había comprometido con los jugadores de Central a darle el premio que debían cobrar por su eventual consagración.
“La verdad, en ese momento, no me enteré de nada. Después se dijeron muchas cosas: que Gimnasia le ofreció a Central, que San Lorenzo nos ofreció a nosotros. Yo no vi ni cobré nada. Más allá de eso, hubiese jugado igual. Siempre quise dejar a Independiente lo más alto posible”, aclaró.
Un dato llamativo ocurrió horas después, en un programa de televisión: “Nos invitaron a mí y al Polaco (Claudio) Arzeno. Estaban jugadores de San Lorenzo. Después llegaron los Mellizos (Guillermo y Gustavo) Barros Schelotto y ni nos saludaron. Estaban muy enojados con nosotros”.
Una peña inesperada: el homenaje eterno de Estudiantes

Paradójicamente, el gol que arruinó el sueño de Gimnasia convirtió a Mazzoni en héroe de los hinchas de Estudiantes, quienes por entonces sufrían con su equipo en la segunda división. “Unos días antes de irme a Francia, vinieron a mi casa los fundadores de una peña. Me dijeron que eran de Estudiantes y que habían creado la peña con el nombre de la fecha del partido. Me trajeron remeras, escudos... No lo podía creer”.
Aún hoy, esa peña existe: “Un amigo fanático de Estudiantes me contó que todavía llevan una bandera a la cancha, que la cuelgan abajo de la platea. Es una locura. Nunca jugué en Estudiantes y tengo una peña ahí”.
El recuerdo de los hinchas de Gimnasia, entre insultos y resignación
Mazzoni dice que nunca sintió odio por parte de los fanáticos del Lobo, aunque sí le recuerdan el gol. “Mi culpa fue un solo año. Después, el tiempo que llevan sin salir campeón no fue por mí. Me cruzo con gente de Gimnasia que me insulta un poco, pero de buena onda. Hasta conocí gente que estaba en la barra en esa época y nunca pasó nada”.
Su presente: lejos del fútbol y con otros proyectos personales
Después de su retiro en Tigre, en 2007, Mazzoni se alejó del fútbol profesional. “Estuve en la gastronomía hasta no hace mucho, con un restaurante en Don Torcuato. Ahora estoy con otros proyectos. Me gustaría dirigir algún equipo, pero tendría que terminar el curso. Tengo hecho solo un año mientras jugaba en España”.

Por lo pronto, se mantiene cerca de Independiente cada vez que puede: “Fui cuando nos entregaron una plaqueta a (Faryd) Mondragón y a mí por la conquista de la Supercopa ’95. Y el año pasado también, cuando me invitaron a la Noche del Rey. Me gusta que te tengan en cuenta por lo que uno vivió”.