En febrero de 1997, la Academia de fútbol Cantolao organizó su tradicional “Copa Amistad” en la que participaban equipos de toda Latinoamérica e incluso algunos de Estados Unidos y Canadá. La idea era que chicos de entre 9 y 10 años tuvieran sus primeras experiencias fuera de sus países y se probaran ante otros clubes. Ese año, la categoría 87 de Newell’s Old Boys de Rosario participó del torneo y entre sus filas llevó a un tal Lionel Messi, una pulga que marcó más de 20 goles y al que apodaron “Oliver Atom”, como el icónico personaje de animé que alentó a miles de chicos a amar el fútbol.
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Esa competencia, en la que el rosarino deslumbró con su talento, fue la primera que disputó fuera de la Argentina. Estuvo una semana alojado con una familia peruana y muchos de los chicos que compitieron contra él se sacaron una foto o se quedaron con algún recuerdo de su paso por el torneo.

A 27 años de ese evento, TN se comunicó con varios de los protagonistas que se vincularon con Messi durante ese torneo para intentar recrear cómo fue ese momento en el que un nene de 9 años deslumbró a cientos de personas y empezó a mostrar destellos de su inigualable calidad.
Un nene “callado, tímido, que estaba todo el día con la pelota”
Kevin Méndez tiene hoy 37 años y trabaja como administrativo en un hospital de Las Vegas, en Estados Unidos. Él tuvo la fortuna de alojar a Messi en su casa durante una semana, mientras se disputaba el torneo de Cantolao. En diálogo con TN, contó que el actual capitán del Inter Miami llegó a su casa por la curiosidad de su papá, que era amante del fútbol y que quería que el mejor jugador de Newell’s estuviera con ellos.
“Messi era muy callado, no hablaba mucho y estaba todo el día con su pelota. Es como ahora, es igual. Hablaba lo justo, no era mucho de relacionarse y era bastante introvertido”, recordó Méndez. También dijo que el argentino se la pasaba todo el día viendo fútbol: “No te hablaba de otra cosa. En esos tiempos ya había cable, entonces, se podía ver fútbol argentino en mi casa y algunos partidos de la liga de Perú también”.

Méndez recuerda con lujo de detalles el día que Messi se intoxicó antes de jugar un partido: “A él le gustaba todo lo que sea carne, pero la comida peruana es diferente. En Perú se come mucho lo que es el pollo a la brasa y recuerdo que esa vez se intoxicó. Parece que la sazón y los condimentos le hicieron mal porque no estaba acostumbrado. Tuvo nauseas, se deshidrató y ahí fue donde se desmayó un poco. Luego de eso se recuperó y siguió jugando el campeonato, no hubo mayor inconveniente”.
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Kevin era parte del equipo Cantolao B, que se enfrentó al Newell’s de Messi en las semifinales. Hoy, no pude olvidar la actuación de aquella Pulga que hizo “8,9 goles, por no decir los 10″.

“Él era el que hacía casi todo. O sea, jugaban sus compañeros porque tenían que completar el equipo, porque si él hubiese podido jugar solo, lo habría hecho. En esos tiempos era así. Me acuerdo que agarraba la pelota y hacía lo mismo que años más adelante hacía en el Barcelona. Él lo hacía todo”, destacó.
Una final única, un recuerdo imborrable
En la final de la Copa Amistad, el Newell’s de Messi se enfrentó con el mejor equipo de Perú, el Cantolao A. Muchos de los chicos que jugaron ese partido definitorio aún no pueden olvidar lo que vivieron esa tarde en el que La Pulga hizo lo que quiso. En las redes se pueden ver videos y fotos de aquel partido, que los protagonistas guardan como un tesoro. Aquella vez, enfrentaron al que sería el mejor jugador de la historia y todavía no lo sabían.
Nilton Altamirano tiene 37 años y juega en la quinta categoría del fútbol suizo, donde se instaló hace más de 10 años. Fue el único que logró hacer una carrera profesional y recuerda con gran cariño esos días junto al mejor jugador de la historia.

“Una de las cosas que más me llamó la atención durante el torneo fue la cantidad de dominadas (jueguitos) que hacía Messi. No se le caía nunca la pelota. Toda la gente, más de 100 personas, se ponían alrededor de él para verlo. Ya de pequeño se veía que era diferente”.
Sobre el partido final, Nilton tiene en su memoria grabada a la perfección la actuación sobresaliente de Messi: perdieron 7-1 y la Pulga fue el goleador de Newell’s, con cinco anotaciones.
“Nosotros estábamos sorprendidos porque siempre ganábamos todos los torneos. Leo vino a malograrnos la fiesta. Para nosotros era un torneo hermoso porque venían equipos de otros países y nos gustaba competir. Pero el partido que hicimos ante el Newell’s de Messi fue desastroso porque nunca lo pudimos parar. Ese torneo marcó más de 20 goles. Era descomunal, un fuera de serie. Desde pequeño ya se veía que iba a ser diferente“, recuerda Altamirano desde la fría Basilea.
Otro de los que sufrió a Messi en aquella final es Timoteo Falla, que por entonces era el 9 del equipo de Cantolao, que también evoca algunas de las genialidades que el rosarino hizo en ese torneo.

“A nuestro equipo le decían La Máquina porque ganábamos todo lo que jugábamos. Me acuerdo que antes del partido, los papás nos habían advertido que había un chiquito que jugaba muy bien. Cuando comenzó y le dieron la pelota nos dimos cuenta de que era muy bravo, como se dice acá“.
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Timoteo tiene una anécdota especial con Messi. Después de perder la final se puso a llorar y no encontraba consuelo. En ese momento, su papá lo fue a buscar y le sacó una foto con Leo, una imagen que aún conserva y que se convirtió en uno de los mejores recuerdos de su vida. Esa imagen también le sirvió para identificar a Messi cuando daba sus primeros pasos en el Barcelona, una tarde en la que junto a su familia estaba viendo la Champions League.
“Recuerdo que estaba jugando el Barcelona en la Champions o un partido similar. Allí estaban estaba Eto’o, Xavi, Ronaldinho y Messi. Nosotros no sabíamos quién era hasta que mi mamá lo ve y se da cuenta de que era el argentino que había jugado contra nosotros. Fue a la pieza, recogió la foto que nos habíamos tomado y la comparamos. Efectivamente era Messi”, recuerda Timoteo.

En este viaje por la historia de Messi, TN también se comunicó con Pedro César Costez Camborda, alias Pichicho, quién era el mejor jugador de la categoría 87 de Cantolao. De aquella final señala que no podían creer la habilidad del argentino y que muchos de los chicos lo comparaban y lo llamaban Oliver Atom, como aquel icónico personaje del animé “Los Supercampeones” que alentó a miles de chicos a amar el fútbol.
“Le decían Oliver Atom ya que al lado de él todos parecíamos estacas o conos. Me acuerdo de que fue el goleador de todos los partidos de su equipo y que sus compañeros no hacían prácticamente nada, todo dependía de él”.

Pichicho tiene 38 años, es entrenador y también juega al fútbol en el ascenso de Perú. Él, como sus compañeros, saben que Messi cumplió el sueño de ser futbolista profesional como alguna vez ellos también lo soñaron. Por eso, están agradecidos a sus familias y a la Academia Cantolao de haber organizado esa Copa Amistad para poder haber tenido la experiencia de jugar al lado del mejor jugador de la historia.
“Cuando terminó ese torneo todos le pedimos una foto. Era un niño fuera de serie y ya se veía que iba a llegar. Doy gracias a Dios por tener esa foto junto a él y mi compañero que es la que recorre el mundo”, dice de manera nostálgica.

A 27 años de aquella final, Pichicho, Nilton y Timoteo siguen relacionados con el fútbol. Una sonrisa se les forma al recordar que por media hora jugaron con quien se convertiría en el mejor jugador de la historia.