Kirsty Leigh Coventry Seward, de 41 años, nacida en un pais interno del sur de África, se consagró en la primera mujer que asumirá el liderazgo del Comité Olímpico Internacional. Fue campeona de natación en los Juegos Oímpicos y ministra de Deporte.
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Este jueves 20 de marzo quedará como la fecha en la que sucedió un hito histórico. Conocida como “La chica de oro”, logró romper barreras tras ser elegida como la nueva presidenta del COI. Tuvo una destacada como nadadora y tras representar a los atletas dentro del organismo, ahora asume como la máxima figura del deporte mundial. Su elección fue respaldada por el actual presidente, Thomas Bach.
Nacida en Harare (Capital de Zimbabwe), estudió y compitió por la Universidad de Auburn, en Alabama, Estados Unidos. Allí ganó varios campeonatos universitarios y se recibió en Hotelería. Cuenta con experiencia en la gestión deportiva, ya que fue ministra de Deportes en su país y fundadora de una academia dedicada a fomentar la natación en comunidades más desfavorecidas de su país.
La carrera de Kirsty Coventry
Su trayectoria como deportista fue extensa, con gran parte de su formación en Estados Unidos, lo que le permitió competir en cinco ediciones de los Juegos Olímpicos, desde Sydney 2000 hasta Río 2016. En sus años dorados, entre Atenas 2004 y Pekín 2008, logró conquistar siete medallas, siendo la atleta olímpica más condecorada de África.
Incluso hace un par de años atrás, dio detalles de como se fueron cumpliendo sus sueños. “Cuando tenía 9 años, le dije a mi padre que quería ir a los Juegos Olímpicos y ganar el oro. Me dijo que sería un camino difícil. Me explicó lo complicado que era simplemente entrar en el equipo olímpico, y mucho más ganar una medalla. Pero creyó en mí”, expresó.
Elegida por sus pares en la Villa Olímpica, en 2012 se integró en la Comisión de Atletas como representante y seis años más tarde, en 2018, fue elegida presidenta, por lo que pasó a formar parte del Comité Ejecutivo del COI. Luego accedió a la Comisión Ejecutiva, donde comprendió la dinámica del poder dentro del movimiento olímpico. Posteriormente, fue nombrada miembro individual, un puesto de prestigio dentro de la organización.
Desde un comienzo, Thomas Bach vio en ella una posible sucesora. Mujer, africana, campeona olímpica y joven: un perfil ideal para modernizar la imagen del organismo. Anteriormente le encomendó roles claves, como la supervisión de los Juegos Olímpicos de la Juventud Dakar 2026 y los Juegos Olímpicos de Brisbane 2032. Durante su campaña, evitó declaraciones polémicas y se concentró en no cometer errores. No enfatizó el hecho de ser la única mujer candidata, pero sí subrayó la importancia de que el próximo líder del COI fuera un deportista de élite.
Se presentó bajo los lemas de “tolerancia cero a la corrupción y al comportamiento poco ético”. Además su doctrina es la de mantener una neutralidad política.
Con diplomacia, evadió preguntas sobre el supuesto respaldo de Bach a su candidatura, argumentando la neutralidad del presidente. En el futuro, lo tendrá como títular honorario, una figura de apoyo que podrá brindarle orientación en su nueva etapa al frente del organismo.