En Sudamérica, si hay algo recordado del Mundial 2010 fue cuando en los cuartos de final, Uruguay enfrentaba a Ghana y faltando nada para finalizar el tiempo suplementario con el partido 1-1, Luis Suárez evitó el gol del triunfo africano con un manotazo salvador, como el arquero vencido, y le dio oxígeno a la Celeste.
Minutos después, en la definición por penales, se luciría el Loco Abreu picando el último remate y dándole la histórica clasificación a su selección a las semifinales. Sin embargo, en medio de estos dos sucesos, el jugador ghanés Asamoah Gyan tuvo en su pie la victoria con el penal que a Suárez le costó la roja, y lo erró.
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En cierto modo, en aquel momento comenzó la debacle del futbolista africano. Que supo brillar en la mayoría de los clubes en los que estuvo y que jugó 3 mundiales representando a su país. Incluso, en su época dorada cobraba más que Neymar nada menos y un conflicto matrimonial lo condujo a la ruina. Tanto que llegó a tener solo US$700 en la cuenta.
El tobogán personal de Asamoah Gyan se profundizó a partir de 2018, cuando entró en litigio con su entonces esposa (Gifty Gyan) quien lo acusó de haberle sido infiel y lo demandó pidiéndole el divorcio. Lo curioso que, como respuesta, el futbolista contraatacó fuerte: dijo que en realidad su mujer le había sido infiel a punto tal de poner en duda que los tres hijos que tenían juntos fuesen de él.
De hecho, Asamoah le solicitó a la justicia de su país que le permitieran anular el matrimonio ya que todo había sido una farsa, incluyendo su paternidad. Sin embargo, cinco años después, luego de que se hicieran las pruebas correspondientes de ADN, en Tribunales se determinó no solo que los tres niños eran del exfutbolista sino que lo condenó a pagar una fortuna como indemnización que lo arruinó.
La debacle del futbolista que jugó en la Premier y quedó en la miseria
Las pruebas fueron contundentes tanto como todo lo que Asamoah debió pagarle a la que pasó a ser su exesposa quien, para la justicia de Ghana, tenía derecho al divorcio con una cantidad de bienes imponente.
El jugador debió entregar a nombre de la mujer una casa en el Reino Unido, otra vivienda de cuatro habitaciones en Accra (Ghana) que el futbolista había comprado en función de los tres hijos que tenía con su pareja, un auto marca BMW, otro Infiniti y un negocio comercial de enorme facturación: una estación de servicio.
Además de todos estos bienes, la justicia ghanesa le ordenó una cuota alimentaria de un valor de dos mil euros mensuales hasta que los tres niños sean mayores de edad. En la última etapa de Asamoah como jugador de fútbol, se desempeñaba en la liga de Turquía y llegó a confesar a los medios que toda la fortuna que había hecho como futbolista había desaparecido.
Y como el equipo en el que jugaba, el Kayserispor -de la ciudad turca de Kayseri- llevaba meses sin pagarle el sueldo, el jugador envió a un medio de comunicación de su país, el “GhanaWeb”, el extracto de su cuenta bancaria en Turquía para mostrar cuánto dinero le quedaba para vivir. Y esta cifra ascendía a los 724 euros.
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Antes de retirarse del fútbol, le inició juicio al conjunto turco por falta de pago y terminó ganándole y cobrando una indemnización que le permitió reponerse.
Ya fuera del fútbol, Asamoah se convirtió en un fuerte empresario con inversiones en el boxeo, en una línea aérea, en plantaciones de arroz, en una flota de micros y también hizo aportes a la filantropía y a la defensa del agua.
