Surgido de Gimnasia y Esgrima La Plata, club en el que lo aman, Guillermo Barros Schelotto se convirtió en ídolo con la camiseta de Boca, donde ganó todos los títulos posibles. Sin embargo, antes de desembarcar en el Xeneize, el habilidoso puntero derecho que está cumpliendo 51 años estuvo a punto de incorporarse a River.
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La historia de la tarde que el Mellizo visitó el Monumental jugando para Gimnasia y se ilusionó con llegar a River Plate quedó grabada en una entrevista que le hicieron para la televisión, en pleno campo de juego, antes de disputar un partido contra el equipo que en ese momento dirigía Ramón Díaz.
Guillermo Barros Schelotto y su chance para jugar en River
Guillermo, que por entonces tenía 23 años y era figura del fútbol argentino en un equipo que venía de ser subcampeón de San Lorenzo, fue entrevistado en el césped del Monumental y el cronista le preguntó por el interés de River en él y su hermano, Gustavo.
“Por ahora soy jugador de Gimnasia y hoy voy a tratar de ganar. A la noche cuando se junten los dirigentes van a resolver”, aseguraba Guillermo. “Cada uno paga por lo que piensa que vale un jugador, ojalá que River piense así”, dijo el ahora director técnico dejando en claro sus deseos de llegar al plantel millonario, que ese año ganaría la Copa Libertadores.
Finalmente el pase de los Barros Schelotto no se concretó. Según algunas versiones, hubo resistencia a sus llegadas por parte de los referentes del equipo. Un año más tarde, los hermanos terminaron poniéndose la camiseta de Boca junto a Martín Palermo, que provenía de Estudiantes, su eterno rival.
El pedido insistente de Diego Maradona, que vivía su última etapa como jugador en el plantel de Héctor Bambino Veira, fue determinante para que Mauricio Macri comprara los pases de los mellizos.
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Nacido en La Plata el 4 de mayo de 1973, Guillermo convirtió un gol en su debut ante Newell’s. Aunque la primera etapa en el club la vivió como suplente de Claudio Paul Caniggia, a partir de la llegada de Carlos Bianchi empezó a usar la camiseta número 7 y se transformó en titular indiscutido de aquel Boca que ganó todo.
Dueño de una personalidad muy especial, que hacía enojar a los rivales, su estilo encajaba a la perfección en el ADN boquense, que siempre reconoció la garra, el espíritu ganador y la capacidad de sobreponerse a las dificultades.
Autor de goles espectaculares, como el que le hizo a Talleres en La Bombonera en la campaña que llevó al Xeneize a conquistar el apertura 98 y cortar seis años de sequía, el Mellizo se destacó por su altísimo rendimiento en los clásicos ante River, como aquella recordada semifinal de Libertadores en el Monumental, en 2004, cuando Boca se impuso por penales después de jugar más de un tiempo con un futbolista menos.
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Con la camiseta de la Selección argentina disputó la Copa América 99, que se jugó en Paraguay y en la que Martín Palermo erró 3 penales en un partido ante Colombia, pero no pudo jugar ningún Mundial. Sí logró una medalla dorada en los Panamericanos de 1995, que se jugaron en Mar del Plata.
Luego del retiro en Gimnasia, y tras jugar en Columbus Crew de Estados Unidos, pasó a ser director técnico y también vivió una etapa especial en Boca: logró dos títulos a nivel local y se fue del club tras la dolorosa derrota en la final de la Copa Libertadores ante River, en el Santiago Bernabéu. Desde 2018 hasta aquí hubo varias oportunidades en las que se habló de su regreso al Xeneize, pero hasta ahora no se concretó.
Su último trabajo como DT fue en la Selección de Paraguay, donde dirigió hasta septiembre del año pasado.
