El 8 de abril de 1998, Michael Schumacher, uno de los pilotos más grandes de la Fórmula 1, visitó la Argentina para correr en el Gran Premio de nuestro país. En la previa de aquella carrera, el alemán jugó un partido contra las inferiores de Racing: fue un momento que quedará en la historia de la Academia.
Ese día también fue inolvidable para Lautaro Curi, un volante de la cuarta de Racing, que por esas cosas de la vida hizo de traductor entre Schumacher y sus compañeros esa mañana en el predio de Canning.
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El joven, que nació en La Plata y que compartía equipo con Diego Milito, Adrián Bastía y Vicente Principiano, tuvo un lugar de privilegio y consiguió un tesoro invaluable al término del partido: se quedó con la camiseta del piloto alemán. “Me arrepiento todos los días de que no me la haya firmado”, le dice a TN.
Curi, que hoy es jugador de póker profesional, recordó aquella jornada de hace 26 años y contó algunas cosas que hasta ahora no se sabían. Indicó que ellos no tenían ni idea de que Michael Schumacher iba a estar en el entrenamiento y señaló que los habían subido a un micro para, supuestamente, participar de un amistoso contra la Selección argentina Sub-20 que dirigía Néstor Pekerman.
¿Qué te acordás del día en el que Michel Schumacher jugó con las inferiores de Racing?
Ese día fue especial. Llegamos al club y nos dijeron que teníamos que ir a Canning, donde entrenaba la primera, y un lugar en el que nosotros no practicábamos. Nos habían dicho que ibamos a jugar un amistoso con la Selección argentina Sub-20 que dirigía Néstor Pekerman, así que estábamos bastante emocionados.
¿Y por qué terminaron jugando un amistoso con Schumacher?
Estábamos haciendo la entrada en calor y veíamos que en otra cancha estaban jugando la Sub-20 y el primer equipo de Racing, cosa que nos llamó la atención. Sin embargo, cuando estábamos ahí vimos un montón de periodistas sacando fotos, rodeando a alguien que caminaba para donde estábamos nosotros y era Schumacher. Lo llevaron ahí, estuvo con nosotros y se puso a calentar.
¿Les empezó a hablar?
Sí, tenía muy buena onda, pero mis compañeros no hablaban nada de inglés así que yo, que entendía un poco, me puse a hacer de traductor. Los chicos le preguntaban a qué velocidad máxima levantaba la Ferrari, si tomaba agua durante la carrera, sobre la dieta que hacía durante la semana, cuántas veces entrenaba, si el fútbol era el deporte que más les gustaba después de correr y todas esas cosas. Eran pavadas, pero era lo que nos salía.
¿Qué impresión te causó estar al lado de una figura mundial?
Me pareció súper humilde. Que una personalidad así nos tratara tan respetuosamente nos impactó. Me acuerdo que cuando jugaba la primera y yo era alcanzapelotas, pedías autógrafos a otros jugadores y te miraban con soberbia. Este tipo, que era una figura mundial, nos hizo sentir como si estuviéramos hablando con el verdulero de la esquina.
¿Y cómo fue el partido?
Hicimos dos equipos y en aquella época se jugaba 4-3-1-2. Él se paró como delantero y yo de enganche. Nos sorprendió a todos lo bien que jugaba y ver que estaba casi al nivel de muchos chicos de inferiores.
¿Sabías que había jugado como futbolista profesional en la quinta división de la Liga Suiza?
No sabía, pero se notaba que tenía mucha calidad. Me acuerdo que quedó mano a mano con el arquero y se la picó. En ese partido hizo dos goles.
¿Y qué más te sorprendió?
Cuando tocó la primera pelota nos dimos cuenta que andaba bien. De ahí para adelante todo lo que hizo fue con sentido e idea del juego. Además tenía mucha velocidad. Se la tiraba larga y en estaba a la par de los defensores. La pedía, apoyaba, jugaba de primera, era realmente un genio, Nosotros nos quedamos sorprendidos.
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En el final del partido hay imágenes de él elongando con ustedes y de una patada que recibió
Si, nos pusimos a estirar y nos mostró que le habían tocado la rodilla, tenía un raspón. No entendíamos quién le había pegado porque obviamente nuestro técnico nos había aclarado que no vayamos fuerte, que no lo toquemos y que seamos cautelosos. La verdad, no entiendo cómo alguien llegó a pegarle, ja.
Cuando todo terminó le cambiaste la camiseta...
Tras el partido me quedé hablando con él porque había sido el traductor y aproveché para pedirle si me regalaba su camiseta y afortunadamente lo hizo. También le regaló las medias y el pantalón a otros chicos, pero no recuerdo a quién. La verdad es que fue un fenómeno.
¿Todavía tenés esa camiseta?
Sí, está guardada en un cajón y se conserva muy bien. Todavía me arrepiento de no haberle pedido que me la firme.
El precio de esa camiseta debe ser invaluable. ¿Alguna vez se te ocurrió venderla?
Mirá, por suerte nunca tuve la necesidad. Eso debe haber sido lo que más importó a la hora de no venderla. Calculo que si hubiera tenido necesidad, ya no la tendría. Cuando pasó lo del accidente algunos me decían que la tenía que vender, pero nunca quise, me da cosa.
¿Y si viene un coleccionista y te ofrece millones?
En caso de ponerla a la venta sería por una cifra millonaria. Alguna vez vi que una pelota de un penal errado de David Beckham fue subastada por 25.000 euros. En mi caso, si alguien quiere la camiseta tendría que poner, no sé, 100 mil dólares, una locura. O sea, si es algo que no me va a cambiar la vida, no la vendería.
De jugador de fútbol a profesional del póker: la nueva vida de Lautaro Curi
Como muchos de los que prueban suerte en inferiores, Lautaro Curi finalmente no pudo vivir del fútbol. En Racing nunca firmó contrato y empezó a buscar otros destinos. Jugó en equipos menores de Estados Unidos y Grecia como profesional, pero sin mayor suerte. Su vida cambió cuando viajó a España engañado por un representante, que le había prometido jugar en equipos de la segunda división. “Ni siquiera me consiguió una prueba”, recuerda amargado.
Fue entonces cuando un amigo que vivía en Alicante le propueso ponerse una cafetería. Él tenía ganas de quedarse en Europa y por eso aceptó. El lugar empezó a funcionar y le brindó una posibilidad económica inesperada. Hasta que llegó el poker, una de sus pasiones. Y lo que empezó como un juego, terminó por volverse una carrera profesional.
¿Cuando te empezaste a dedicar al poker profesional?
Empecé a jugar al poker en el año 2003 y en el 2006 gané un torneo que tenía un premio de 12 mil euros. Ahí pensé que podía ser jugador profesional. En 2007 me metí en el circuito y al mismo tiempo seguía con la cafetería. Finalmente, en 2010, dejé todo y me puse a pleno con este juego.
¿Cuanta plata ganaste siendo un profesional del póker?
Prefiero no decirlo. Son 17 años y no me gustaría dar ninguna cifra. Lo que te puedo decir es que yo no me dedico a jugar torneos, sino que participo de lo que en el circuito de póker se denomina “cash”, que son las mesas de dinero en donde te sentás y te levantás cuando vos querés. Los torneos para mí son un pasatiempo o algo para divertirme, pero no me dedico a eso. Tenés que ser muy bueno. En un torneo, si no quedás entre los primeros puestos, la ganancia no es mucha.
¿Se puede comparar en algo el fútbol y el póker?
Sí, en la adrenalina de la competición. Para mí, que fui jugador de fútbol, es emocionante. Un jugador de élite, de cualquier deporte o cosa, lo que quiere es la competencia,