Hace exactamente cinco años el árbitro Andrés Cunha fue uno de los protagonistas de la histórica final de la Copa Libertadores en el estadio Bernabéu que terminó en triunfo por 3 a 1 de River Plate sobre Boca Juniors. ¿Qué pasó después de Madrid con el uruguayo? De dirigir el Superclásico más importante a quedar afuera de las canchas.
Andrés Ismael Cunha Soca tiene 47 años. Encontró en el silbato a su mejor aliado en el fútbol cuando vio que no le alcanzaba para ser jugador profesional. Terminó dirigiendo un Mundial, una final de la Copa Libertadores y se dio el lujo de despedirse con 46 años en el Estadio Centenario, el 13 de noviembre de 2022.
Ese Defensor Sporting-La Luz, por la final de la Copa AUF Uruguay, finalizó con un expulsado después de 89 minutos sin tarjetas y con un homenaje de los jugadores al juez que dirigía su último encuentro.
Andrés Cunha y la vida después de Madrid
“No hay un partido en el que yo haya terminado sin un solo error. A veces son mínimos y no significan nada, pero a veces son trascendentes para el juego”, reconoció el árbitro alguna vez.
Antes de llegar a aquella final de la Copa Libertadores en Madrid, Cunha había quedado en la historia por ser el primer árbitro en sancionar un penal a instancias del VAR en un partido de una Copa del Mundo. Fue una infracción a favor de Francia en el encuentro ante Australia por el Grupo C del Mundial Rusia 2018.
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En el Superclásico en Madrid repartió siete tarjetas amarillas en total, cuatro en River y tres en Boca, y también expulsó de manera correcta al colombiano Wilmar Barrios en el segundo minuto del tiempo suplementario por una dura infracción sobre Exequiel Palacios.
Si bien intentó pasar inadvertido en el juego, el uruguayo fue parte de una gran polémica a los diez minutos del complemento, ya con el equipo de Guillermo Barros Schelotto 1-0 arriba en el marcador: en su afán de capturar una pelota elevada Esteban Andrada embistió en el área a Lucas Pratto y, si bien los dirigidos por Marcelo Gallardo reclamaron penal, Cunha se llevó la mano al oído, escuchó a sus colegas del VAR y decidió sancionar falta del delantero.
“Fue muy especial. Estaba preparado para afrontarla y mi equipo también, pero sin dudas que mediáticamente fue muy fuerte por estar cerca de Argentina, por nosotros consumir mucho su fútbol y por cómo se vivió una final histórica como esa. Con la suspensión pasó casi un mes para que se volviera a jugar y fue en Madrid. Fueron momentos en los que había que abstraerse de todo para estar libre y arbitrar. Soy un agradecido de haber podido vivir ese partido”, dijo de aquella final.
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Pero en noviembre de 2021 la pasó muy mal. La Conmebol lo suspendió por no haber expulsado al defensor argentino Nicolás Otamendi por un codazo al brasileño Rafinha, quien terminó ensangrentado, en el partido por Eliminatorias. La Confederación especificó que dicho golpe puso “en peligro la integridad física del mismo con uso del brazo en el rostro”.
Por esto la Conmebol puso todo el peso sobre el árbitro principal y también sobre el encargado del VAR, Esteban Ostojich, porque “han incurrido en errores graves y manifiestos” y decidió tomar estas medidas disciplinarias: “Suspender a los árbitros Andrés Ismael Cunha Soca y Esteban Daniel Ostojich Vega por tiempo indeterminado en el ejercicio de sus funciones en competiciones organizadas por la Conmebol”.
Esa vez Cunha estaba designado como encargado del VAR para la final de la Copa Sudamericana entre Bragantino y Athletico Paranaense. Después volvió a dirigir en el torneo uruguayo hasta que llegó el final.