Fue el martes 28 de noviembre del año 2000. Hacía frío en Tokio, hasta donde unos diez mil hinchas habían viajado con la ilusión de volverse campeones del mundo. Se cumplen 23 años de aquella proeza en Japón. Pero para que ello ocurriera, hubo un hombre clave, que no sólo guió a sus jugadores en lo futbolístico; también lo hizo desde lo humano. Por eso, aún hoy resuena la amenaza de Carlos Bianchi en Boca antes de la Intercontinental con Real Madrid.
Oscar Córdoba; Hugo Ibarra, Jorge Bermúdez, Cristian Traverso, Aníbal Matellán; Sebastián Battaglia, Mauricio Serna, José Basualdo; Juan Román Riquelme; Marcelo Delgado y Martín Palermo. Ellos fueron los once elegidos por el Virrey para saltar a la cancha. Ellos, a los 6 minutos del primer tiempo ya ganaban 2-0 con dos estiletazos de Palermo.
Leé también: El histórico día en que Carlos Bianchi dejó plantado a Mauricio Macri en plena conferencia de prensa en Boca
La fría crónica de aquella epopeya dice que Roberto Carlos, el lateral brasileño del Madrid descontó a los 12 minutos y que Guillermo Barros Schelotto entró por el Chelo Delgado a los 43 minutos del segundo tiempo y que Nicolás Burdisso lo hizo por Battaglia un minuto después. Bianchi hizo los dos cambios permitidos por entonces recién a minutos del final.
La amenaza de Bianchi antes de la Intercontinental con Real Madrid
Carlos Bianchi es el entrenador más ganador en la historia de Boca Juniors. Y con esa Copa Intercontinental marcaba a fuego su nombre y apellido. Sin embargo, el Virrey no sólo tuvo que encargarse de lo futbolístico. También tuvo que gestionar egos y malas relaciones.
Era evidente la mala vibra entre dos de los tres grupos que había en el plantel de Boca. Uno estaba formado por Riquelme, Basualdo, Delgado y Traverso, entre otros; el segundo por Palermo, Guillermo Barros Schelotto y Abbondanzieri; y el tercero por los colombianos Serna, Córdoba y Bermúdez. Durante los días previos al partido contra el Real Madrid, ya en tierras japonesas, la mala relación era cada vez más notoria.
Un roce en una práctica generó que la tensión estuviera a punto de estallar. El silencio en el vestuario y el micro que los devolvía al hotel después del entrenamiento era total. A la mañana siguiente Carlos Bianchi decidió dar una charla para enfocar nuevamente a sus jugadores.
Les habló sobre lo mucho que les había costado llegar hasta ahí para terminar de arruinar el momento ellos solos. Intentó calmar la lucha de egos que se estaba gestando. Y dejó una advertencia…
“Si algunos de ustedes no le llegan a dar la pelota a un compañero, yo personalmente me voy a encargar de que nunca más jueguen al fútbol en ningún lado”, se escuchó de boca del entrenador. Todos escucharon, sobre todo Riquelme y Palermo, los líderes de los bandos enfrentados.
Cristian Traverso, convertido en panelista de TV, hace un tiempo dio detalles sobre la pelea de las dos ídolos. “Estuvieron mal aconsejados los dos, porque les decían que eran más que el otro. La disputa no era de ellos. Hay un rumor que dice que Palermo le dijo a Bianchi que tenía que jugar Guillermo en lugar del Chelo y Bianchi puso al Chelo porque estaba imparable. Eso fue mentira. Martín nunca le pidió a Bianchi eso. A mí me lo contó uno de los integrantes”, dijo el exdefensor.
Leé también: El día que Carlos Bianchi debutó en Boca: quiénes jugaron en el arranque del ciclo más exitoso del club
“Román y el Chelo no volvieron a hablar con los otros porque esas cosas molestan. Por eso digo que, cuando tenés un problema, lo tenés que encarar para limpiarlo. Nos perdimos algo de poder seguir siendo lo que éramos”, reflexionó Traverso. Lo cierto es que la primera asistencia a Palermo se la dio Delgado. Y la segunda, Riquelme. Esa vez, hace hoy 23 años, le hicieron caso a Bianchi. Y festejaron todos.
