Elba Selva nació el 14 de enero de 1945, en Villa Lugano, barrio de la ciudad de Buenos Aires. Desde pequeña tenía en claro que el fútbol era su pasión, un sentimiento que compartía con su padre Alberto, pero que no era respaldado de la misma forma por su madre, Porfiria. Por supuesto que ninguno de los dos imaginó que se convertiría en una pionera del fútbol femenino.
Selva supo hacer historia, humillar a Inglaterra en el Mundial y anotar en el estadio Azteca como Diego Maradona. Al igual que la carrera de la mayoría de los futbolistas, todo comenzó en el barrio, más específicamente en los potreros. Elba asistía a ellos, empezó a jugar con los demás varones y eso por supuesto despertó críticas, tanto de sus compañeras del colegio como de los amigos de sus padres que les aconsejaban que no la dejaran practicar el deporte.
Finalmente, su madre, que tampoco veía bien dejarla sola entre tantos hombres, la envió a practicar básquet. Elba cumplía a rajatabla las decisiones de sus padres y no puso ningún pero, aunque su fanatismo fue difícil de controlar.
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Como si hubiera estado destinada a ello, la joven de Lugano conoció en un partido de básquet a Eva Lembesis, que participaba de un equipo femenino que recorría las provincias para jugar al fútbol. Eva notó como Selva pateó una pelota con una fuerza que la distinguía de las demás, luego de enojarse por errar un tiro, y la invitó a sumarse.
Allí comenzaría una aventura que la llevaría, años más tarde, a participar del mundial femenino en México. En 1971, “Las Pioneras”, como se autodenomino años después al equipo de mujeres que viajó, participó junto a otros seleccionados nacionales de un torneo que en ese entonces no era reconocido por la FIFA, algo que recién ocurriría en 1991.
El seleccionado de México enfrentó a Argentina en la cancha de Nueva Chicago, en un partido amistoso, y allí fue donde se produjo la invitación. El equipo nacional no contaban con un sustento económico, por lo que los botines y camisetas les fueron donados.
Elba Selva, Gloria García, Marta Soler, Teresa Suárez, Angélica Cardozo, Blanca Bruccoli, Eva Lembesis, Virginia Andrada, María Fiorelli, María Ponce, Zulma Gómez, Ofelia Feito, Susana Lopreito, Marta Andrada, Virginia Cattaneo, Zunilda Troncoso y María Cáceres fueron las jugadoras que participaron de la contienda.
Seis selecciones en total asistieron al Mundial de México 1971, que se disputó entre el 15 de agosto y 5 de septiembre. El equipo que tenía a Elba Selva compartió grupo con la selección local e Inglaterra.
En el debut, las argentinas cayeron ante México por 3 a 1. Aunque el partido que quedaría marcado a fuego se daría en la fecha siguiente, ante Inglaterra, cuando Elba Selva lideró la recuperación del combinado argentino.
Aquel día jugó de centrodelantera y marcó cuatro goles para sellar un triunfo por 4-1, en el Estadio Azteca, que quedaría en la historia. Argentina logró pasar de fase, pero cayó ante Dinamarca 5 a 0 en semifinales y 4 a 0 contra Italia en el partido por el tercer puesto.
La historia de Elba Selva: por qué abandonó el fútbol y su opinión del fútbol femenino hoy en día
Tras volver del Mundial de México, Elba Selva tomó la decisión de dejar el fútbol. El hecho de que nadie en la Argentina de aquel momento reconociera el hito que habían logrado la llevó a poner fin a su carrera. Esto era distinto en otros países, donde las jugadoras de fútbol femenino sí eran tenidas en cuenta.
“Cuando llegué de México, después de tantos reportajes, en Argentina no había periodistas, nadie esperando, entonces me pregunté por qué nadie nos reconocía y me agarró un bajón”, reconoció en una entrevista reciente en AM750.
Hoy en día eso cambió por completo, la Selección argentina femenina cuenta con el apoyo de la AFA y el reconocimiento a “Las Pioneras” y Elba Selva finalmente llegó. “Siempre es bueno que se acuerden de lo que hemos pasado”, dijo.
Aunque su objetivo final nunca fue el reconocimiento propio, sino que más mujeres se animen a participar del deporte. Eso es lo que más la enorgullece hoy en día. “Ahora voy siempre al polideportivo, en el que antes no había nadie, y ahora está lleno de chicas de todas las edades, ¿Qué más le puedo pedir a Dios?”.