El 2 de junio de 1986 la Selección argentina iniciaba su camino a la obtención de la Copa del Mundo de México enfrentando a un equipo de fútbol, pero que bien podría haber sido también de karatecas: Corea del Sur. Fue triunfo cómodo, 3-1, pero lo que más se recuerda de ese partido es la alevosía con la que los asiáticos le pegaron a Diego Maradona.
El crack argentino, con quien no tuvieron piedad, se bancó todas las patadas y después se tomó a risa la violencia que sufrió aquel día, hace 37 años, en el Estadio Olímpico de la ciudad de México. “Al 17 yo lo había bautizado Kung Fu. Una cosa de locos como pegaba”, había bromeado hace algunos años el 10, haciendo alusión a Huh Jung-moo, uno de los únicos dos amonestados.
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Increíblemente el árbitro Victoriano Sánchez Arminio solo sacó un par de tarjetas, pese a que los coreanos cometieron 53 infracciones (una cada menos de dos minutos). Hizo falta que “Kung Fu” le pegara una patada a la altura de la cintura y le pisara el tobillo a Diego en la misma jugada, a los 43 minutos, para que el juez decidiera amonestar al 17 coreano.
“Me pegaron mucho. Algunos me dejaron sangrando, sin joda”, reveló Diego, que fue la gran figura del partido y dio las tres asistencias con las que Jorge Valdano (en dos oportunidades) y Oscar Ruggeri convirtieron los goles del triunfo. Su amigo Héctor Enrique aseguró, años más tarde, que nunca vio que le pegaran tanto a un jugador como en ese duelo ante los coreanos.
Para los asiáticos ese partido significaba algo así como un nuevo debut en los Mundiales, tras una aislada participación en el de Suiza 1954. La estrategia fue simple: frenar a Diego como sea. Pero no pudieron, ni aún pegando.
La Selección lo liquidó rápido. A los 6 minutos, Diego le sirvió el gol a Jorge Valdano y a los 18 puso un centro en la cabeza de Oscar Ruggeri para que Argentina encaminara su primer encuentro en ese Mundial que terminó ganando de manera contundente.
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Uno de los golpes más arteros, desde atrás, se lo pegó el número 12, Pyung Seok Kim, que era el encargado de seguirlo por toda la cancha. Le fue tan mal con la misión asignada que el DT lo sacó a los 23 minutos del primer tiempo.
En el último cuarto de hora de la etapa inicial, Maradona se fue a jugar a la derecha, donde también lo maltrataron, alarmando al DT Bilardo, que a esa altura, con el marcador 2-0, estaba más preocupado porque no lastimaran a la estrella que por lo que pudieran hacer los coreanos, que parecían resignados a la derrota.
Diego, que estaba decidido a que ese fuera “su” Mundial, seguía encarando como si nada. Y recibiendo más patadas. A punto tal que ese fue uno de los tres partidos en los que un jugador recibió más faltas en una Copa del Mundo. Los otros dos tuvieron al mismo protagonista: Maradona. Sí, el 10 argentino tiene los tres récords históricos de infracciones sufridas en la competencia más importante.
En el complemento, al minuto de juego, Diego encaró por la derecha a pura gambeta y no alcanzaron a derribarlo. Pudo meter el centro para que Valdano marcara el tercero. A partir de ahí, la intensidad del partido bajó. Bilardo se volvía loco desde el banco haciendo señas con las dos palmas de sus manos hacia abajo, pidieron tranquilidad y reclamando que frenaran el vértigo para cuidar a sus jugadores.
Argentina reguló el ritmo, Corea descontó con un zapatazo fuera de contexto y el partido debut culminó con un 3-1 marcado por la violencia de los asiáticos y la permisividad del árbitro español.
