La maternidad no es una tarea sencilla, pero el amor todo lo puede. Así lo reflejó Sabrina Di Marzo en sus redes sociales. La esposa de Ángel Correa, madre de tres hijas, usó su cuenta de Instagram para contar un momento particular. Por supuesto, esta situación tocó de cerca a muchas de sus seguidoras.
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El 27 de febrero la familia de Angelito se agrandó. A la llegada de Lola y Luz, se sumó la de Lía y todo fue disfrute y emoción. Sin embargo, dentro de este camino también aparecen momentos complejos.
Si bien en principio el texto pareció un poco alarmante por lo real y sorpresivo de las palabras, la realidad es que ese relato no es propio sino de la escritora Belén Lopez Medus, psicóloga y especialista en estos temas, y se llama “Mientras dormías”. Al mismo tiempo, lo acompañó con una tierna foto de sus tres hijas que emocionó a todos.
Como no podía ser de otra manera, los comentarios de su posteo se llenaron de corazones, likes, mensajes de apoyo y relatos similares. Incluso, Mina Bonino, periodista y esposa de Federico Valverde, quien ya había atravesado por la misma situación en oportunidades anteriores, le dejó su ‘me gusta’.
Más allá de esta situación, Sabrina suele utilizar sus redes sociales con posteos de su familia y los realiza con frecuencia, además de elegir palabras justas y emotivas. Su publicación anterior a la mencionada fue en referencia al Día de la Madre y también dejó frases sentidas para sus hijas.
El texto completo que publicó Sabrina Di Marzo
“Mientras dormías, te di un beso en la frente y respiré cansada. Te acaricié el pelo y te olí, como hacen los animales con sus cachorritos. En ese segundo, me volvió el alma al cuerpo. Recuperé la calma, y así, con la cabeza más cuerda, me arrepentí. De ese grito, de esa cara enojada. De tantas cosas que te había dicho durante el día. Mientras dormías, me reencontré con la culpa, esa vieja enemiga que tanto conozco y no puedo, todavía, eliminar de mi vida. Cerré los ojos y respiré profundo. Me reproché haber perdido, una vez más, la paciencia tan rápido. Porque en ese instante, mientras dormías, tu berrinche no parecía tan grave, ni tu demanda tan incomprensible. Con la luz apagada y tus ojos cerrados, fue tan fácil ver lo chiquito y frágil que sos, y lo mucho que me necesitas. Rogué al universo despertarme distinta. Deseé convertirme en una mejor mamá para vos. Más amable, más paciente. Y, en ese instante, mientras dormías, decidí empezar conmigo. Me abracé y me hablé con cariño. ‘No lo estás haciendo tan mal’, me dije. Y me acordé. No todo había sido gritos y retos. Durante el día también te había dicho que te quería más de una vez. Te había abrazado y consolado después de esa gran caída. Me había sentado en el piso a jugar. Había tenido paciencia y me había reído. No siempre, pero sí muchas veces. Te di otro beso en la frente y respiré, un poco menos cansada. ‘Te quiero, siempre’ dije en voz baja. Y esa noche, mientras dormías, me fui de tu cuarto con ganas de volver a intentar”.