El Gallego Insúa es el mismo de siempre. El del mismo corte de pelo de hace tanto. El de la campera de cuero negra comprada en Avellaneda y Nazca. El del discurso sin épica ni fanfarria. El del corazón en Boedo. También lo apodan Bombero y es que sí... apaga cada incendio...
Está casado con María Alejandra Álvarez desde hace más de 30 años y ya es abuelo. No le gusta el mate ni los aviones; odia ir al dentista, le encanta el rock and roll. No tiene cábalas, toma café todos los días en la misma esquina porteña y nunca se mudó de Villa Luro. A punto de cumplir 62 años, Rubén Darío Insúa es el DT sensación del campeonato y le devolvió la alegría a San Lorenzo.
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El fútbol siempre fue su vida y su trabajo, mira muchos partidos, y cuando decide relajarse elige correr, escuchar música y leer. Hijo de españoles, es un tipo directo, sencillo y sin rollos, y quienes lo conocen destacan que nunca cambió y se mantiene fiel a su esencia. Es el mismo, siempre lo fue, aunque ahora con algunas canas y una cuenta de Instagram oficial (no usa Twitter ni Facebook) donde postea fotos familiares, recuerdos de su carrera y algo de su gran actualidad.
Insúa no va a la Iglesia pero es devoto de la Virgen de Luján y de San Expedito. En política siempre destacó a Néstor Kirchner y Raúl Alfonsín, y a nivel internacional se identifica con líderes de la izquierda como Fidel Castro o el Che Guevara.
Hincha de San Lorenzo, claro. Se formó en el club, creció en el Gasómetro, se fue al descenso y lo devolvió a Primera como jugador, y le dio el título de la Copa Sudamericana 2002 en sus primeros años como DT. Ahora, volvió para recuperar el protagonismo de un club que estaba hundido en problemas económicos, deportivos y dirigenciales. El equipo está segundo en el campeonato y con aspiraciones en la Copa Sudamericana.
La familia de Rubén Darío Insúa: el amor de su vida, tres hijos y un nieto
Con María Alejandra se casó en 1989 cuando jugaba en Independiente y la Argentina atravesaba una hiperinflación bajo el gobierno de Raúl Alfonsín. Tuvieron tres hijos. Primero llegó Robertino (29 años), actual futbolista del Miami United, después Rodrigo (el Chino, 25 años y jugador de Barracas Central) y la tercera fue Pamela. Además, la familia Insúa se amplió este año con la llegada de Benu, el primer nieto del Gallego que nació en Miami, y por supuesto es Cuervo desde la cuna. A los 61 años recibió el título de abuelo.
“La decisión ya está tomada. Hasta que no me echen de mi casa no me voy a ir”, dijo hace unos días a modo de broma en relación a su larga relación con su esposa, de quien solo se separó circunstancialmente cuando dirigió en algunos países de Sudamérica.
Insúa y su estilo bien definido: jean, campera de cuero y café
“Me gusta vestirme con lo que a mí me gusta, no con lo que está de moda. No varío mucho: jean y campera negra”, dijo en una charla con el programa Líbero de TyC Sports, reveló que no le gusta seguir la moda. Solo en pocas ocasiones especiales usa traje y prefiere un look más relajado y que represente su estilo de vida. Igual, nada de grandes marcas: compra en Flores como cualquier hijo de vecino (o “persona normal”, como dice él), o como cuando vendía ropa en la calle como puestero sobre la avenida Sáenz.
El bar, la charla con los mozos, y degustar de un buen cafecito es una de sus costumbres preferidas, y así lo hace a diario en la esquina de Rivadavia y Leopardi, en el barrio de Villa Luro, donde cualquiera que pase caminando puede encontrarlo, sacarse una foto y pedirle un autógrafo.
Medialunas sin miga, gaseosa sin gas y mucho huevo duro
Además del café, Insúa tiene debilidad por las medialunas para acompañar todos los desayunos, pero con un detalle: le quita la miga y se come la “corteza dulce”, según le contó un allegado a TN. Le gusta el huevo duro y el queso, no come frutas ni verduras y le saca el gas a las gaseosas. “Le gusta la 7up, pero las bate para sacarle el gas”, es otro de sus costumbres llamativas. Y no toma vino.
El boxeo, la otra debilidad de Insúa
Al técnico de San Lorenzo le encanta el boxeo y hasta lo practicó como aficionado. El estadounidense Sugar Ray Leonard fue su boxeador preferido.
“Me encantaba Mano de Piedra Durán. Cuando el periodista García Blanco me contó que perdió por nocaut contra Thommy Hearns no lo podía creer”, contó en una entrevista con TN en noviembre del año pasado.
Insúa frecuentaba las veladas del Luna Park donde pudo ver una revancha esperada. “Fuí el día en que Horacio La Pantera Saldaño noqueó en el cuarto round a Eduardo Tito Yanni. Y gracias al periodista Ricardo Arias, que era hincha de San Lorenzo, pudimos recorrer con algunos jugadores varios pueblos de La Pampa mirando boxeo. Y cada tanto en la computadora vuelvo a ver la batalla donde Hagler terminó noqueando a Hearns”.
Insúa, un enamorado de los años ‘70 y ‘80
“Lo mejor del fútbol argentino se vio en las décadas del 70 y 80, ahí se ganaron los primeros mundiales y los clubes ganaban muchas Copas Libertadores y del mundo, y aparecieron técnicamente los mejores jugadores y entrenadores”, declaró Insúa hace algunos años.
La influencia de esos años evidentemente lo marcaron para siempre, así lo reconoció: “Siempre me gustaron esas décadas en todo orden de la vida, por estilo y características, incluso por el fútbol”.
Rubén Darío Insúa. El Gallego. El mismo de siempre. Un tipo normal.