En estos días es noticia que Boca no tiene un auspiciante para su camiseta y le caen duras críticas a la dirigencia por perder mucho dinero al dejar libre ese espacio comercial. Sin embargo, hace 40 años, el fútbol argentino se conmovía porque el Xeneize salía a la cancha, por primera vez en su historia, con una publicidad en la franja amarilla.
Fue Vinos Maravilla el auspiciante que marcó un camino que ya no tendría retorno en el fútbol local y motivó a otras empresas a comprar un lugar en camisetas y pantalones de los equipos argentinos. Las fotos de jugadores de Boca con esa publicidad en la camiseta son una postal de los 80.
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Aquel sábado 26 de febrero de 1983 se jugaba el anteúltimo partido del tradicional Torneo de Verano de Mar del Plata. En esa época lo disputaban los equipos grandes y algún invitado del país o del exterior, íntegramente en la Ciudad Feliz, y despertaba enorme interés en los hinchas.
Eran años en los que no se televisaban los encuentros del campeonato oficial en directo, entonces la transmisión en vivo de los partidos de ese certamen estival acaparaba la atención de los futboleros. Más aún teniendo en cuenta que todos los choques eran clásicos o encuentros atrayentes en los que los equipos presentaban a sus nuevas contrataciones de la temporada.
Aquella noche, las tribunas del José María Minella estaban llenas y había enorme avidez por dos motivos. Uno, el debut de Juan José López, histórico ídolo riverplatense, luciendo la azul y oro en un superclásico. El otro, presenciar ese acontecimiento histórico que implicaba ver a Boca con la publicidad de Vinos Maravilla en su camiseta.
Los hinchas de otros equipos venían burlándose de Boca por haber vendido su camiseta. Eran años en los que el Xeneize arrastraba enormes problemas económicos, que luego se acentuarían, y la visión general era que el club estaba tan mal que tenía que vender lo más sagrado: su camiseta.
La expectativa era saber cómo tomarían los jugadores esa novedad. Pronto quedó claro: al minuto de juego, Enzo Bulleri le hizo un gesto a Ricardo Gareca llevándose el pulgar a la boca con la mano cerrada. La típica señal que se hace para identificar a alguien que toma alcohol en exceso.
Los jugadores de River se burlaron por la publicidad de Boca
El sarcasmo del público había llegado a la cancha en menos de 60 segundos. Rápido de reflejos, el goleador de Boca contestó con otra seña: el puño cerrado golpeando en la palma de la otra mano, como diciendo que la publicidad traía plata al club para pagarles los sueldos a los jugadores (gran preocupación para los futbolistas en ese momento).
Hasta fines de 1983, el ingreso económico por la publicidad de los vinos (250 millones de pesos) le permitió a Boca abonar el 90 por ciento de las remuneraciones de sus futbolistas.
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Vinos Maravilla le trajo suerte a Boca esa noche: Se quedó con el superclásico 2-1 (goles de Ariel Krasouski y Orlando Berta) e impidió que River diera la vuelta olímpica (sí, hace 40 años el campeón del verano festejaba como si fuera un título oficial). Luego, en el último partido del certamen, el Xeneize venció 3-2 a Independiente y se coronó campeón.
Los vinos Maravilla eran producidos por la bodega sanjuanina Gualino y Escolar, que funcionaba en el barrio del Carmen. La empresa fue creciendo con el paso de los años y ocupaba un inmenso predio en 1983.
La estrategia de marketing para popularizar a nivel nacional el producto, que tenía mucha aceptación en la región cuyana, fue apostar por la camiseta de Boca. Les fue muy bien durante décadas, tuvo diversos dueños y se retiró del mercado en 2017.
