Nacido en la ciudad bonaerense de Azul un 21 de diciembre de 1973, Matías Jesús Almeyda cumple 49 años. Fue figura de River y jugó dos mundiales con la Selección argentina. Inició una promisoria carrera como entrenador, cuando logró el ascenso con el Millonario, pero con su ida a México y a la MLS de los Estados Unidos el público argentino le fue perdiendo el rastro.
El Pelado se encuentra en Atenas, dirigiendo al AEK, uno de los principales equipos de Grecia, desde abril de este año. Dentro de una liga de segundo orden en el fútbol europeo, el argentino no tiene siquiera el desafío de dirigir en torneos de la UEFA, ya que el conjunto helénico no pudo clasificarse a ninguno de los tres que se juegan en el Viejo Continente: Champions League, Europa League y Conference League.
Su historia con el Millonario tiene muchos puntos sobresalientes. Como jugador, obtuvo 4 títulos nacionales y la Copa Libertadores de 1996. Y en su regreso vivió una historia que fue del drama al éxtasis. Porque fue el capitán del River que se fue al descenso el 26 de junio de 2011, pero luego le dio el ascenso como director técnico del equipo campeón y su festejo de rodillas en la cancha, llorando, se hizo poster y emblema para los fanáticos de la banda roja.
Se retiró a los 31 años, pero regresó como el “Ave Fénix”
Mediocampista de mucha entrega física y criterio para pasar al ataque, Almeyda fue rápidamente transferido a Europa. Jugó en el Sevilla y luego estuvo siete temporadas y media en el calcio. Allí, su mejor performance la tuvo en la Lazio, donde conquistó cuatro títulos nacionales y dos internacionales.
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Tempranamente, cuando solo tenía 31 años, en 2005, decidió abandonar el fútbol. Sin embargo, retornó a la actividad al año siguiente y jugó para el Lynn de Noruega y en la primera D del futbol argentino, representando a Fénix. Y como el Ave, retornó de sus cenizas y volvió a River para terminar allí su extraordinaria carrera.
Como técnico mostró una enorme capacidad e impregnó a sus equipos un espíritu ofensivo distintivo. Tras devolver a River a la máxima categoría recaló en Banfield, donde insistió con planteos agresivos a los que no está dispuesto a renunciar. Tenencia de pelota, tres delanteros y vocación de ataque son los rasgos que mantiene en sus formaciones.
Esa etapa de alta exposición en los medios nacionales empezaron a opacarse cuando decidió irse a México. Allí dirigió con singular éxito al Guadalajara. Allí, conduciendo a uno de los equipos más populares del país, ganó una Liga, dos Copas Nacionales, una Supercopa y la Copa de Campeones de la CONCACAF. Esos logros lo convirtieron en ídolo de los hinchas.
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De allí, se trasladó a los Estados Unidos, para hacerse cargo del San José Earthquakes, de la MLS. Más allá de que la Liga norteamericana está ganando cada vez más protagonismo y suma a estrellas con mucho recorrido en el fútbol internacional, aun sigue siendo una competencia menor, si se la compara con las ligas europeas o las de los principales países de Sudamérica.
Segundo en la Liga de Grecia y clasificado a octavos de final en la Copa
Desde entonces, se tiene poca información de su carrera y los hinchas le han perdido el rastro. Por eso son muy pocos los que saben que desde abril de este año Almeyda dirige los destinos del AEK de Atenas. Si bien Olympiacos y Panathinaikos son los equipos más populares de Grecia, el AEK es uno de los grandes del país y cuenta con una historia plagada de títulos locales.
Desde que asumió, el Pelado ha tenido una buena campaña y sólo perdió dos partidos. Marcha segundo en la tabla, a 8 puntos del líder, Panathinaikos, que está cumpliendo una campaña arrasadora. En la Copa de Grecia, clasificó para los octavos de final, de modo que hasta el momento a Almeyda le está yendo bien en su exótica experiencia.
