Nick Kyrgios y Stefanos Tsitsipas se tiraban halagos hace unos días cuando se enfrentaron en el torneo de Halle. Publicaron fotos juntos y hasta hablaban de amistad. Sin embargo, su partido en Wimbledon lo cambió todo. Ambos se criticaron fuerte en conferencia de prensa y su relación saltó por los aires.
Mientras Rafael Nadal hablaba en rueda de prensa de los “códigos de los tenistas”, esos que se respetan dentro de la cancha sin necesidad de estar impresos en un libro de reglas, Kyrgios y Tsitsipas terminaban el partido más caliente del torneo y seguramente del año.
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Ambos protagonizaron un encuentro lleno de gritos, faltas de respeto y acusaciones, que podrían haber terminado en una agresión manifiesta. Para entender la magnitud de lo que había ocurrido en la pista solo basta un ejemplo: el camarógrafo de la BBC, la cadena que televisa el partido en Reino Unido, decidió omitir el choque de manos en la red, una vez terminado el encuentro, por temor a lo que podía ocurrir.
Las dos horas y siete minutos anteriores habían sido una muestra del circo que puede montar Kyrgios en una cancha de tenis. Un espectáculo en el que él disfruta y se siente cómodo. Una forma de jugar y entender su deporte que calentó hasta puntos insospechados a Tsitsipas.
“Es un abusón. Es lo que hace. Abusa de sus oponentes. Seguramente fue un matón en la escuela”, dijo Tsitsipas, muy enojado en diálogo con los periodistas.
El griego estalló porque lo que había pasado en el partido, cuando el australiano pidió que cambiaran a los jueces de línea, por errores al cantarle los tiros. De esa manera consiguió desestabilizar a Tsitsipas, que tiró una pelota a la tribuna y estuvo a punto de impactar en la cara de un fanático.
Esto encendió al Kyrgios, que le pidió al juez que lo expulsara. “Tiene que ser una descalificación. “Si esto no lo es, ¿qué más hay que hacer?”, gritó el de Canberra, recordando lo que ocurrió con Djokovic en el US Open.
Para tratar de calmar el asunto, la solución de Tsitsipas fue intentar pegarle pelotazos a su rival. Hasta en tres ocasiones trató de impactar la pelota en él. “Fallé por mucho. Quería que todo esto parara. Alguien tiene que sentarse y hablar con él”, dijo el número 3 del mundo.
“No sé cómo pude haberlo maltratado. Él era el que me tiraba pelotas, el que le dio a un fan en la tribuna, el que sacaba pelotas del estadio. Yo no hice nada más allá de hablar con el árbitro. No hice nada que le faltara el respeto a Stefanos”, respondió Kyrgios, que fue más allá.
“Yo también estaría enojado si perdiera contra alguien dos semanas seguidas”, añadió Kyrgios, que domina 4-1 en el historial con griego. “Quizás debería aprender cómo ganarme un par de veces primero”.
Pero la bronca no quedó solo en el terreno tenístico. “Yo caigo bien en el vestuario. Tengo muchos amigos, soy uno de los que mejor cae. Él no. Dejémoslo ahí”, aseguró Kyrgios.
Las polémicas no son ajenas a ninguno de los dos tenistas. Kyrgios fue descalificado, multado, estuvo apartado varias semanas de las canchas y hasta fue obligado a ir al psicólogo. Tsitsipas, por su parte, bordea la legalidad de las normas, extendiendo sus pausas en el baño, rompiendo el juego con ello y abusando del ‘coaching’ con su padre.
Ambos se mueven bien en este terreno, pero mientras Kyrgios supo cómo manejarse este sábado, Tsitsipas perdió los nervios. Y el partido.
“Es de ser muy blando venir aquí y decir que lo fastidié. No tenemos la piel igual de fina. Yo compito contra los mejores. Si lo afectó lo de hoy, es porque está un paso por detrás. Porque alguien que le moleste, va a terminar con su juego. Es un blando”, finalizó Kyrgios.
