El fútbol sudamericano y el europeo, representados por sus confederaciones Conmebol y UEFA, han colaborado ya en el pasado pero sus actuales responsables han dado recientemente impulso a sus relaciones, fruto de lo cual se disputará el miércoles la Finalissima entre Argentina e Italia en Londres.
Leé también: Messi, íntimo: los silbidos en el PSG, la preocupación por el Kun y su futuro tras el Mundial
La selección campeona de la Copa América contra la que ganó la última Eurocopa, por un nuevo trofeo para decidir un ‘supercampeón’. Todo ello acompañado de la apertura de una oficina conjunta Conmebol-UEFA en Londres para gestionar sus intereses comunes.
Justo antes de los confinamientos por la pandemia, en febrero de 2020, los presidentes de UEFA y Conmebol, Aleksander Ceferin y Alejandro Domínguez, habían cerrado un acuerdo de cooperación estratégica, que a finales del año pasado se amplió y reforzó.
La organización de la Finalissima se ha cerrado para tres ediciones, la primera de las cuales es el Italia-Argentina del miércoles en Wembley, y las dos confederaciones contemplan una cooperación extensa que incluya al fútbol femenino, las categorías juveniles, el futsal o la formación arbitral, entre otras cuestiones.
A principios de abril, dirigentes europeos y sudamericanos inauguraron la oficina conjunta de Londres. ”Somos los dos continentes con mayor tradición y peso en el deporte más popular del planeta, y si bien somos rivales leales en el campo de juego, estamos unidos en el entendimiento de que el fútbol es una poderosa fuerza para construir sociedades más tolerantes, pacíficas y plurales”, dijo entonces Alejandro Domínguez, citado en un comunicado de Conmebol.
Ceferin destacó por su parte que se trataba de “un paso simbólico en la dirección correcta” para “una relación fructífera y duradera”.
El antecedente: la Copa Artemio Franchi
No es la primera vez que Conmebol y UEFA coorganizan un duelo entre sus selecciones campeonas. En 1985 y 1993 se disputó la Copa de Campeones Conmebol-UEFA, conocida como Copa Artemio Franchi. En la primera edición, la Francia de Michel Platini venció 2-0 al Uruguay de Enzo Francescoli en París y en la segunda, Argentina, con Diego Maradona en sus filas, superó por penales (5-4 tras empate 1-1) a Dinamarca en Mar del Plata.
Luego ese torneo se abandonó, a medida que ganaba fuerza la Copa de las Confederaciones, con impulso de la FIFA, abierta a otros campeones continentales.
En el fútbol de clubes, la Copa Intercontinental midió desde 1960 a 2004 a los equipos campeones de Europa y Sudamérica. El Mundial de Clubes de la FIFA, igualmente con representantes de otros continentes, también terminó sustituyendo a esa competición.
Contra un Mundial bienal
Otro de los proyectos que podría materializarse en un futuro próximo es el de que la Liga de Naciones, una competición creada en Europa en 2018 para sustituir gran parte de los partidos amistosos internacionales por duelos oficiales, pueda ampliarse a selecciones sudamericanas.
Esa posibilidad fue sugerida el pasado diciembre por el polaco Zbigniew Boniek, vicepresidente de la UEFA, y Alejandro Domínguez dijo el pasado 1 de abril con motivo de un Congreso de la Conmebol en Doha que se está “trabajando abiertamente” en esa cuestión.
El dirigente paraguayo consideraba esa vía “mucho más positiva” para el fútbol sudamericano que la idea de que el Mundial pasara a disputarse cada dos años en vez de cada cuatro años.
Recientemente, el delantero francés Kylian Mbappé generó polémica en unas declaraciones a TNT Sports Brasil en la que consideraba que el fútbol sudamericano “no está tan avanzado como en Europa” y que competiciones como la Liga de Naciones ayudan a las selecciones UEFA por enfrentarse más a menudo a otras de primerísima línea.
La cuestión del Mundial bienal, un proyecto que la FIFA buscó impulsar en los últimos años, pareció quedar abandonado, o cuando menos en ‘stand by’, en el último Congreso de la FIFA, donde Gianni Infantino pareció dar un paso atrás sobre la cuestión.
Entre las resistencias que había encontrado en el mundo del fútbol estaba un muro sin fisuras entre UEFA y Conmebol, que se opusieron a esa idea con claridad.
La Finalissima del miércoles supone uno de los pasos más visibles de la alianza, pero tanto Ceferin como Domínguez están decididos a que sea el inicio de un largo camino.
Con información de AFP