“Yo le dije que siempre que le hagan una nota, él tiene que decir que es de Calchín. No de Córdoba, ¡de Calchín!”, recuerda emocionado Raúl Molina, presidente de Club Atlético Calchín, que como cada habitante siente una emoción tremenda cada vez que alguien nombra a Julián Álvarez, la gran figura de River y de la Liga Profesional.
TN llegó al pueblo ubicado a 110 kilómetros de Córdoba capital, en la que tan solo viven 3200 personas. “Acá sentimos un orgullo tremendo. Calchín está revolucionado con todo lo que le está pasando al Juli”, asegura María José, vecina que vive frente a la casa donde se crió el jugador de River.
Tal es la revolución que generó el gran momento de Álvarez en el Millonario, que los chicos pidieron a la municipalidad que el cartel de bienvenida al pueblo sea con su imagen, y así lo hicieron. “La iniciativa fue de los propios compañeros de colegio y de las divisiones inferiores de Julián. Así nació este pequeño homenaje”, dice Sergio Quintero, el secretario de la Municipalidad.
Club Atlético Calchín y la revolución por Julián Álvarez
Nuestra primera parada en este recorrido por la infancia del futbolista es en el Club Atlético Calchín, donde la “araña”, como lo apodan desde chiquito, maravilló a todo el pueblo hasta los 15 años, cuando decidió irse a River.
En el club lo primero que llama la atención es el escudo y los colores, idénticos al de Millonario. Nos recibe el presidente, que nos cuenta que históricamente fue un pueblo con hinchas riverplatenses. Nos hace entrar a la secretaría e inmediatamente muestra una foto y una remera de River que Álvarez mandó especialmente para el club.
A los pocos minutos llegan sus excompañeros de inferiores: Juanchi, Gastón, Tomás y Lucas. Y casi como si lo hubieran practicado, repiten: “El técnico siempre nos decía, cuando tengan la pelota, se la dan al araña”. “Era darle el pase y verlo encarar. Disfrutar de la forma en que gambeteaba rivales” asegura Juan Gorgerino, arquero de la categroría 2000.
“Salió goleador en todos los campeonatos que jugamos. Los rivales ya sabían que había que marcarlo de a dos y muchos le daban patadas para pararlo”, dice Tomás Tapia. Un año -recuerdan- hizo 56 goles. Un distinto, sin dudas.
La casa donde vivió Julián Álvarez
Saludamos a los chicos (porque todos son pibes de tan solo 21 años) y nos vamos para la cuadra de su casa donde vivía la estrella de River. Queríamos ver el potrero en el que dicen que se la pasaba jugando cuando no estaba en el club, pero nos llevamos una sorpresa.
“¿La canchita?”, pregunta irónicamente su vecina María José, y dice: “Está ahí (nos señala una cancha a unos 50 metros de la casa de Julián) ¡pero él se la pasaba jugando acá, en la calle, hasta las 3 de la mañana, pateando con mis hijos!”, cuenta entre risas.
Álvarez tenía 11 años cuando sus padres lo llevaron a probarse al Real Madrid. Quedó... pero no quiso quedarse. Lo mismo le pasó en Boca, River y varios clubes hasta los 15 años, cuando ahí sí decidió dar el gran paso.
“El Araña siempre fue un jugador distinto, y tiene una familia de oro. Es muy pegado a ellos y le costó mucho tomar la decisión de irse de Calchín. Hasta que un día lo volvieron a llamar de River y dijo que había llegado su momento”, cuenta su vecino y amigo de la familia.
Orgullo, humildad y buena gente. Las tres cosas que más repitieron los calchinenses que entrevistamos. La receta del éxito de un crack que nació para triunfar en el fútbol.
