No ganaron. Ni Boca ni River. Ni en la Copa Libertadores ni en la Liga Profesional de Fútbol. Aunque, fundamentalmente, más allá de que esta historia recién empieza, en Boca y en River asomaron vicios del semestre pasado. ¿Es apresurado sentenciar, después de tan solo dos presentaciones? Veamos…
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Es cierto que al equipo que dirige Miguel Ángel Russo le tocó un estreno bravo y un referí que fue un despropósito. Todo es tan evidente como lo que aún se nota: pasan los días y la identidad de Boca es un interrogante. Esta versión, sin centro atacante clásico más los “wines” por los costados, no incomodó al Atlético Mineiro. Más bien le dio referencias claras para no sufrir en la ida y quedar bien parado de cara a la revancha. Sin hacer demasiado, los brasileños quedaron a un triunfo en casa de los cuartos de final.
Ahora bien, lo que fue un problema en la Bombonera puede ser oportunidad en Belo Horizonte: Cristian Pavón, Norberto Briasco y Sebastián Villa, de contra, serán una gran amenaza. La serie está abierta. Y la igualdad ante Unión no es referencia. La actitud pasiva frente a Santos en la edición pasada es un llamado de atención. Como nunca antes para Russo, el cómo será tan pesado como el resultado.
En el Millonario hay desconcierto. Colón de Santa Fe, en el primer tiempo, y Argentinos Juniors, en un centro, pusieron en “orsai” a la carencia que River sufrió antes de la Copa América. Primero, que los refuerzos aún están verdes. No son un salto de calidad porque todavía no están consolidados. Y el que llegó bien maduro, Braian Romero, está dando los primeros pasos. Se trata de rodaje, al fin y al cabo, aunque en el segundo tiempo frente al campeón local, en Núñez sonó otra alarma: centros, nada más, y poco desmarque o juego asociado.
Argentinos, por la Copa, también le recordó que de arriba, a veces, le faltan garantías. Y en la Paternal caerán varias “bombas” desde los costados. Ahora bien, con un plantel numeroso y un DT hecho a medida para los mano a mano, la chance para avanzar sigue siendo tan clara como en la previa. Todo será muy cerrado.
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¿Y cuáles son las buenas? Están. Boca mostró a una versión muy mejorada de Marcos Rojo que, junto a Carlos Izquierdoz, serán un muro difícil para cualquier rival, y colectivamente, sin competencia, se jugó de igual a igual ante un oponente pesado y con rodaje oficial. River, por su parte, conserva a su columna intacta y sigue generando situaciones de riesgo como ningún por estas tierras. Además, Braian Romero hizo olvidar por un rato a Santos Borré. Semana clave, la que vendrá. Formas nuevas o vicios pasados.
