El neurocirujano Leopoldo Luciano Luque, principal imputado en la causa que investiga el fallecimiento de Diego Armando Maradona, presentó un escrito de más de 100 páginas, horas antes de comenzar a declarar como imputado. El médico neurocirujano admitió ser amigo del ídolo y también oficiar como su médico personal en algunas oportunidades. Además, pidió que se realice una nueva junta médica.
Luque fue indagado por los fiscales y para defenderse, deslinda responsabilidades en la empresa de medicina prepaga y sostendrá que la del “10” fue una muerte súbita imposible de prever.
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El médico será el séptimo y último indagado en la causa y fue citado para hoy a las 12 en la Fiscalía General de San Isidro, en la calle Acassuso 476, donde irá acompañado por sus abogados, Julio Rivas y Mara Digiuni.
Fuentes de la defensa anticiparon a Télam que al enfrentar a los fiscales que consideran que era el médico de cabecera y máximo responsable de la salud de Maradona, Luque (39) ratificará la declaración espontánea que presentó por escrito en diciembre pasado y luego contestará todas las preguntas que le formulen los fiscales.
Al igual que el resto de los imputados, Luque será indagado por “homicidio simple con dolo eventual”, un delito que prevé una pena de entre 8 y 25 años de cárcel, y que podría haber llevado a los fiscales a pedir sus detenciones, algo que no sucedió porque se conformaron con que se les prohíba su salida del país.
El equipo creado y coordinado por el fiscal general de San Isidro, John Broyad, e integrado por sus adjuntos, Patricio Ferrari y Cosme Iribarren, y por la fiscal de Benavídez, Laura Capra, eligió esa figura penal tras seis meses de investigación, en la que concluyeron que los médicos de Maradona no solo fueron deficientes, sino que se representaron la posibilidad de que el “10” podía morirse y no hicieron nada para evitarlo.
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Cuando lo citaron a indagatoria, los fiscales escribieron que “Luque, en su carácter de médico de cabecera, violando las reglas del buen arte de curar a las que en definitiva despreció porque tenía pleno conocimiento de la sintomatología presentada por el paciente en el último período, evitó asistir y/o al menos propiciar la debida atención médica a Diego Armando Maradona”.
“No garantizó su debido seguimiento con controles y estudios cardiológicos, ni convocó especialistas en materia cardiovascular, hepática y renal, conforme su cuadro requería, librando su destino a su suerte”, dicen los fiscales.
Además, señalan que “en forma sistemática, ignoró y menospreció los síntomas y signos compatibles con la insuficiencia cardíaca que le eran informados por personas ajenas al equipo médico y que personalmente tuvo la oportunidad de evaluar”.
También aseguran que Luque no confeccionó “una historia clínica de la víctima” ni asentó “los datos relevantes de diagnóstico, terapia y enfermedad del paciente”.
Le atribuyen también que “frente a las advertencias del estado de salud del paciente relativas a su hinchazón y a la posibilidad cierta de que se encontrara cursando un edema agudo de pulmón, se abstuvo de actuar” y despreció “los claros signos que anunciaban el riesgo de muerte”.
Los argumentos centrales de la defensa de Luque -y que incluso mencionó en algunas de las entrevistas que en estos siete meses dio a algunos medios-, ya están expuestos en la causa en la declaración espontánea que presentó el 18 de diciembre último.
En ese documento, el neurocirujano contó que conoció a Maradona en 2016 por una consulta por un trastorno de sueño, que pese a que era un paciente “difícil” fue forjando “una relación de amistad y confianza” y que recién en 2019, cuando el “10” volvió de vivir en el exterior, retomó la relación y cuando tenía “alguna dificultad médica” lo llamaban “para que le recomiende algún especialista”.
“La muerte ocurrió en forma inesperada, imprevista, en las horas de sueño, sin brindar ninguna posibilidad de tratamiento”, sostuvo Luque.
“El hallazgo de Diego en una situación que aparentaba un sueño normal es un indicio indubitable de una muerte repentina”, señaló Luque al sostener la teoría de la muerte súbita y cuestionar los resultados de la autopsia.
“Si la causa de muerte primaria hubiera sido un edema agudo de pulmón, se hubieran visto indicios de que Diego hubiese querido levantarse y adoptar la posición sentado en busca de una mayor entrada de aire; en cualquier otra situación que no fuera repentina, habría indicios de haberse levantado, ir en busca de ayuda, encender la luz, o cualquier otro pedido de ayuda”, opinó el imputado.
Rechazó cualquier tipo de responsabilidad penal en la muerte de Maradona, al afirmar: “Del análisis de todo lo anterior no se advierte en mi accionar haber actuado en forma negligente, ni imprudente, ni con falta de pericia ni con falta de observación de mis deberes como médico”.
Luque remarcó que tanto en dos chequeos que le mandó a hacer en enero y septiembre de 2020, como en los exámenes prequirúrgicos de la operación por el hematoma subdural a la que lo sometió tres semanas antes de su muerte, surgieron alarmas o anomalías desde el punto de vista clínico o cardiológico.
“No tenía prescripto ningún tratamiento específico. No había dolencia actual a tratar. Más allá de las adicciones que padecía, concretamente su adicción al alcohol, y estaba siendo tratado por una psiquiatra desde 2019”, agregó el acusado.
Sobre la internación domiciliaria en la casa de Tigre para tratar la adicción al alcohol, dijo que era la “única posibilidad” porque la internación en una institución, como sugería Swiss Medical, fue rechazada por “la familia” y “por el paciente”, que “no contaba con una restricción legal de su capacidad jurídica”.
Agregó que su familia “quería encontrarle un médico de cabecera” y que Swiss Medical se comprometió a brindar servicio de enfermería, acompañantes terapéuticos y ambulancia y que las veces que fue a la casa de Tigre en calidad de médico fue a controlar el posoperatorio.