Todo aquel que haya visto jugar a Michel Platini puede asegurar que la exestrella del fútbol francés que cumple 68 años era un crack del fútbol, que acariciaba la pelota y embellecía el deporte. Sin embargo, el paso del tiempo llevó al hombre nacido en Jœuf (un pequeño pueblo del noreste francés) a los escritorios, donde las ambiciones económicas y de poder lo guiaron por otros caminos, bastante más turbios que cuando jugaba.
La Fiscalía Nacional Financiera de Francia lo está investigando por “corrupción activa y pasiva, blanqueo de capitales y encubrimiento”, por su decisiva participación en la elección de Qatar como sede del último Mundial de fútbol, hecho que puede hacer que vuelva a la cárcel.
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Platini estuvo preso en 2019, en la “Oficina central para la lucha contra la corrupción y los delitos financieros y fiscales”, investigado por el delito de haber influido para favorecer a Qatar a cambio de un beneficio económico, aprovechándose del rol que ocupaba en diciembre de 2010, cuando los qataríes ganaron la elección: el francés era el presidente de la UEFA, la confederación europea de fútbol.
Michel Platini cumple 68 años: un ascenso frustrado por el FIFA-Gate
Platini fue la gran figura del fútbol europeo de la década del 80 y si en aquellos años no fue considerado el mejor jugador del mundo solo se debió a que su talento se vio eclipsado por el de Diego Armando Maradona. Aun así, el francés es triple balón de oro, pero en los tiempos en los que este premio no estaba “globalizado” sino que solo se lo entregaban a los nacidos en el Viejo Continente (por eso Maradona, a diferencia de Messi, por ejemplo, no ganó ninguno mientras jugaba).
Se retiró joven del fútbol, a los 32 años, con tres mundiales jugados (Argentina 78, España 82 y México 86), una Eurocopa ganada (1984) y varios títulos de clubes, entre los que destacan dos Scudetto, una Champions League y una Intercontinental con la Juventus. Y tras un brevísimo paso de un año como entrenador de la selección de su país, a los 34 empezó su carrera de dirigente en la Federación francesa de fútbol en 1989. Su ascenso fue fuerte.
Resultó una figura clave para que la FIFA le diera la organización de la Copa del Mundo a Francia en 1998, y luego de haber ingresado a la mesa directiva de la FIFA (bajo la gestión de Joseph Blatter) y llegado a la presidencia de su Federación, en 2007 tomó el mando de la UEFA. Y su influencia ya no era solo por su carisma y capacidad de lobby, sino por el cargo que tenía dentro del fútbol europeo.
Pero a finales de noviembre de 2010 tomó una decisión que lo expuso. La FIFA decidió que en un mismo Congreso se votarían dos sedes mundialistas: 2018 (Rusia le ganó a Inglaterra y España) y 2022 (Qatar venció a Estados Unidos).
Los norteamericanos se sintieron robados y motorizaron la investigación que derivó en el FIFA-Gate, las detenciones en Zurich en mayo del 2015 de varios miembros del Comité Ejecutivo de la FIFA y la renuncia de Blatter. Platini podría haber sido su sucesor pero su apellido quedó involucrado en la corrupción.
Michel Platini -al igual que Blatter- apoyaba originalmente a Estados Unidos. Sin embargo, el 23 de noviembre de 2010, tres semanas antes de que la FIFA optara por Qatar, el exfutbolista francés fue citado al Palacio de Eliseo (la casa de Gobierno francesa), en París.
El que lo mandó a llamar era nada menos que su amigo, admirador y presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, quien lo habría sorprendido en ese almuerzo con la presencia de un invitado que no estaba en los planes de Michel: el príncipe heredero de Qatar, Tamim Al Thani, quien actualmente es el Emir.
Doce años y medio después, con el Mundial de Qatar ya jugado, se sabe que Francia no pudo ganar la Copa pero sí que ganó a lo largo de este tiempo ciertos beneficios a manos del poder económico qatarí.
Tiempo después de la elección se cerró la compra del casi quebrado PSG a manos del Fondo Qatar Sports Investments, la participación de Qatar Holding LLC en el grupo Lagardere (del empresario Arnaud Lagardere, amigo de Sarkozy y que estaba en una grave crisis financiera), el lanzamiento en Francia del canal BeIN Sports de capitales qataríes, la compra del Grupo ZNZ del asesor de campaña de Sarkozy en 2007.
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Además, Laurent Platini, hijo de Michel, fue contratado como asesor de Pilatus Sport MGMT, propiedad del Fondo qatarí QSI, y el Emirato compró a Francia 80 aviones Airbus A350 y 24 aviones de combate Rafale, por un total de 22,5 mil millones de dólares.
Según la justicia francesa, todo esto se cocinó en aquel almuerzo en el Palacio de Eliseo, del que participó Platini, pieza clave en todo esto: su influencia en los votos europeos, que torcerían la elección en favor de Qatar, que finalmente le ganó la puja a Estados Unidos por 14-8.
En 2014, un año antes de que conociera el FIFA-Gate, Platini había dejado a entrever en una entrevista a la TV francesa que en noviembre de 2010 había sido presionado por Sarkozy: “Me pareció entender que Francia estaría contenta si yo votaba por Qatar… Aunque nadie me lo pidió, más bien me lo dieron a entender”. El mismo Estado francés que ahora le pide explicaciones y podría mandarlo a la cárcel si no las da.