Si ya se sacó de encima a un gigante como el Bayern Munich, por qué no creer en una hazaña similar ante el Liverpool. El Villarreal, el modesto equipo español que está metido en las semifinales de la Champions League, quiere hacer historia y llegar hasta la final. Y, de paso, vengar a su propia historia, la que vivió hace 16 años, cuando un penal que falló Juan Román Riquelme lo despertó de aquel sueño.
En aquella ocasión, el 25 de abril de 2006, también era ante un rival inglés, en ese caso el poderoso Arsenal que dirigía Arsene Wenger. Y Riquelme en Villarreal era más que un simple protagonista, era la gran figura de aquel equipo conducido por el chileno Manuel Pellegrini, en donde jugaban otros conocidos del fútbol argentino, como Rodolfo Arruabarrena, Juan Pablo Sorin, Gonzalo Rodríguez y el uruguayo Diego Forlán.
Pero Riquelme era Riquelme, cerebro de lujo de aquel conjunto compacto que fue avanzando con humildad fase a fase hasta llegar a la semifinal. Como le pasó al actual Villarreal, que primero fue a jugar a Inglaterra (y perdió por 2-0), el equipo de 2006 fue a jugar la ida a Londres donde cayó por 1-0.
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No era un mal resultado, considerando el poderío y la experiencia del Arsenal, que contaba con figuras del fútbol mundial, como los franceses Thierry Henry y Robert Pires, los ingleses Sol Campbell y Ashley Cole, el joven catalán Cesc Fábregas, y el arquero de la selección alemana, Jens Lehmann, quien al cabo sería el otro gran protagonista de esta historia.
El 0-0 clasificaba a la final a los ingleses y así estaba el resultado hasta los 43 minutos del segundo tiempo. Villarreal empujaba y buscaba el gol de la victoria que, al menos, le estirase el sueño hasta el tiempo suplementario, que se jugaría si el partido finalizaba 1-0. Atacó con Riquelme como bastonero, con Sorin desbordando por izquierda, con Forlán siendo punzante en el área.
Riquelme y la ilusión de Villarreal en la Champions League
El árbitro ruso Valentín Ivanov no dudó al cobrar el penal contra José Mari y el estadio Madrigal explotó de alegría y ansiedad. El encargado de patear sería nada menos que Riquelme, quien estaba en su mejor momento. Si bien a Román lo tenía dolorido una fuerte lumbalgia, nada impediría que se hiciera cargo de ejecutar.
Y falló. Besó la pelota como tantas veces, tomó una larga carrera (más allá de la línea del área grande), pero el remate le salió débil, apenas levantado del suelo, entre el centro del arco y el poste derecho. Lo pateó mal.
Y Jens Lehmann lo atajó bien, porque hacia ese lugar se tiró el arquero alemán, el mismo que unos pocos meses más tarde amargaría de nuevo a Riquelme, pero con la camiseta de la Selección Argentina en el Mundial 2006. En aquel partido de cuartos de final, el equipo de José Pekerman fue a la definición por penales contra los alemanes en el Olímpico de Berlín y Román volvió a ver cómo el arquero rival se convertía en héroe otra vez.
La diferencia, no menor, al menos para Riquelme, fue que en la Copa del Mundo él ya había sido reemplazado al momento de la tanda de penales. Mientras que en la semifinal de la Champions League, su responsabilidad fue plena. Y su cara de frustración, absoluta, porque si metía aquel penal a solo dos minutos de terminar los 90 minutos, Villarreal llevaría el partido al alargue. Y la final hubiese seguido siendo un sueño, al menos por media hora más.
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En los 12 partidos que Villarreal jugó en aquella Champions League, Juan Román Riquelme tuvo planilla perfecta, convirtió dos goles y dio seis asistencias. El 10 se metió en la historia de Villarreal y no por fallar un penal, sino por todo lo bueno que le dio.
El argentino es recordado con cariño y afecto, como ídolo que es, y esa serie frente al Arsenal fue lo más importante del club en la Champions. Tuvo la final ahí y se le escapó la oportunidad por poquito. Hasta ahora, que contra otros ingleses, tiene la misma chance.