“Si me decís ‘Negro’ me doy vuelta igual, ja. Me gusta más ‘Roña’ porque es de barrio, lo de ‘Locomotora’ es más por lo de deportista. Me identifico por eso porque me decían ‘ahí viene el busca roña’, de chiquito en Caleta Olivia”. Negro, Roña y Locomotora, los tres hoy cumplen 56 años. Los tres son Jorge Fernando Castro, el excampeón mundial que ahora reparte comida y hasta piensa en la política.
Sus números arriba del ring fueron importantes. Más de 140 peleas: 130 victorias con 90 nocauts, 11 caídas y 3 empates. El 28 de mayo se cumplieron 30 años de su primera pelea profesional: fue con triunfo frente a Carlos Velázquez en Buenos Aires. Se consagró campeón del mundo en 1994, frente a Reggie Johnson, en un combate que se llevó a cabo en Tucumán.
Pero la pelea que quedó en la retinas del mundo del boxeo fue contra John David Jackson. “Me cagó a trompadas, venía perdiendo y pude embocar la izquierda para ganar por KO”, dijo y enseguida dio más detalles.
“Se me inflamó el ojo, se me cortó, se abrió, el árbitro me quería parar la pelea. Entonces llego al rincón, el doctor de la comisión me revisa y dice ‘no puede seguir más’. Me dieron el round del campeón, salí a pelear el noveno y ahí me consagré. Pasé la Navidad con los ojos hinchados”, relató.
Qué es de la vida de Locomotora Castro, el excampeón mundial
El exboxeador nacido en Caleta Olivia, provincia de Santa Cruz, nunca se alejó de los guantes y hoy es dueño de un gimnasio en Temperley, en el sur del conurbano bonaerense, al que asiste todos los días por la tarde.
En marzo de 2020, justo cuando apareció la pandemia, inauguró su gimnasio: “Estuvimos 18 meses con las bolsas colgadas. Es recreativo, no competitivo. Acá viene el gordo, el flaco y los nenes para aprender. Pero es un gimnasio para muchos que suelen andar en la calle, trato de sacarlos de las adicciones y los traigo para acá”, contó.
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En una entrevista reciente, dio detalles de su nueva vida, muy vinculada a ayudar. “Con la pandemia me hice solidario. Tenía seis ollas para darle de comer a la gente y lo sigo haciendo hoy en día. Me gusta ayudar. Es algo que puede hacer uno que lo haya pasado, como yo que pasé hambre y frío. Hoy en día es lindo darle eso a los que me alentaban, porque muchos chicos no me conocen, porque no me vieron pelear pero sus padres sí. Es lindo poder hacer esto por los chicos, los padres, las madres, un plato de comida no viene mal”, relató.
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Y a esta movida le pone el cuerpo de verdad: “Ahora entran, comen, se van y entra otro grupo. Los comedores están todos en el partido de Lomas de Zamora. Tengo cuatro comederos y a diez abastezco. Les doy todo a los comedores y a los merenderos, repartimos todos los días. Es lindo ser solidario, ir al Mercado Central y recibir el cariño de esa gente. Me ayudan y saben lo que estoy haciendo por la sociedad”.
Ese impulso solidario lo llevó a relacionarse con la política. “Fui Concejal en 1996 en Caleta Olivia. Alguna vez me gustaría ser Concejal en el Partido de Lomas de Zamora para ayudar a la gente, es lindo poder ayudar. Yo sé que un político lo puede hacer, pero yo sé que no se meten donde yo me meto. El día de mañana si me votan seguro los voy a ayudar. El día que sea algo quiero ayudar como lo estoy haciendo a esa gente que es la que más necesita”.