Luciano Martínez logró con 20 años debutar en la Fórmula 4 de Estados Unidos con la Scuderia Buell, después de haber tenido un exitoso desempeño en la Fórmula 3 Metropolitana.
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“Fue una experiencia impresionante, es todo muy distinto al automovilismo nacional. Estamos recontra contentos con cómo avanzamos en la primera fecha y con todo lo que mejoramos fuera de la pista en estos meses previos a la carrera que viene”, cuenta, satisfecho, el piloto de Canning.
Sin embargo, el camino para alcanzar el debut no fue sencillo: durante su infancia en Ciudad Evita sufrió bullying, pero gracias al automovilismo logró salir de ese “lugar oscuro”.
“Sufría maltratos en el colegio porque me había peleado con uno de los ‘cabecillas’ del curso, lo que hizo que se me pusieran todos en contra. Pase un año y medio de soledad absoluta. Era todos los días, todo el día. Eso te amarga. Además, hubo falta de acción por parte de los directivos y el personal docente”, recuerda Martínez, a la distancia.
Además, para manejar sus emociones dentro y fuera de la pista, Lucho apuesta a la meditación. “En 2018 me introdujeron en el concepto del mindfulness. Desde ese momento, lo practico a diario. Ayuda muchísimo a mantener la calma en situaciones de altas pulsaciones”, revela.
El joven piloto explica cómo le saca provecho a la actividad mental: ”A través de controlar la respiración, se puede distraer a la parte más técnica del cerebro, para dejar fluir a la parte creativa”.
Más allá de que Martínez apunta a hacer buenas carreras en las próximas fechas que se acercan de la Fórmula 4, reconoce que piensa en grande a largo plazo. “Queremos competir en Europa e irnos acercando a la máxima categoría. El cielo es llegar a la Fórmula 1″.
