Dieguito Fernando Maradona empezó a dar sus primeros pasos como futbolista. El hijo menor del Diez, que acaba de cumplir ocho años, tuvo su primer entrenamiento en la escuelita del club Tristán Suárez. Su madre, Verónica Ojeda, se mostró emocionada y subió a sus redes sociales varias fotos en las que se lo puede ver con la camiseta número diez, mientras juega con sus compañeritos.
“Primer día de entrenamiento. Feliz por vos, mi amor”, escribió Ojeda en su cuenta de Instagram (@veruojeda25), En las imágenes, Dieguito Fernando aparece con el legendario número 10 estampado en la camiseta y con su nombre debajo. En otra foto está levantando un trofeo. En todas está sonriendo: lleva el fútbol en la sangre.
Cuando terminó el entrenamiento, los nenes (incluido Dieguito) se sacaron fotos con la copa. Desde fuera del campo de juego, su mamá Verónica veía con mucha alegría cómo su hijo daba sus primeros pasos en el mundo del fútbol.
Los entrenamientos de Dieguito, naturalmente por su edad, son principalmente lúdicos. Con el correr del tiempo, poco a poco, comenzarán los ensayos más fuertes. Por ahora es todo diversión y juegos. Las responsabilidades vendrán luego.
Aunque siempre tuvo la libertad para elegir el deporte que tuviera ganas de practicar, Dieguito se inclinó rápidamente por el fútbol. No podía ser de otra manera. Ahora lo que viene es un camino largo, en el que con el correr de los entrenamientos, la semanas y los años, podrá decidir si da el salto de la escuelita a las divisiones inferiores.
El hijo menor del Diez, al igual que toda la familia Maradona, viene de meses muy duros, cargados de dolor por la muerte del legendario capitán argentino. Mientras se resuelve la situación judicial de los médicos que estuvieron a cargo de la salud de Diego en los últimos días de su vida, el pequeño Dieguito da los primeros pasos en el fútbol. Un motivo que, sin dudas, enorgullecería a su papá.
Lo que también está claro es que su apellido tiene un peso muy importante en el mundo del fútbol. Cuando sea más grande seguramente tendrá que aprender a convivir con las eternas comparaciones. Resultará inevitable.
Mientras tanto, Dieguito se divierte con sus nuevos compañeros de la escuelita de Tristán Suárez, sin ningún tipo de presión. Se trata del escalón inicial de un camino que llevó a su padre a lo más alto del mundo.
