Una invitación a mirar lo conocido con nuevos ojos. Así describe la editorial, en su balance del año de no ficción, Todo tiene su historia, el nuevo libro de Charlie López. Un nutrido conjunto de textos breves, como viñetas, organizados en tres partes:
- Creencias y supersticiones
- Usos y costumbres
- Historia de lo cotidiano
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En esos delimitantes vuelan nociones acerca de por qué hay que evitar pasar la sal de mano en mano o abrir un paraguas bajo techo, información sobre el origen del abrelatas, del no te cases ni te embargues en ciertas fechas o por qué decimos “salud” cuando alguien estornuda. Lo que apunta con ternura y humor, Charlie López se conjuga en la segunda del plural: al registrar lo que decimos, su libro nos muestra cómo somos.
“Es una invitación a explorar el tejido sensible compuesto por las supersticiones, las costumbres y los objetos de uso diario que, desde el inicio de los tiempos, aunque, con distintos formatos, conforman el ser, el hacer y el pensar del Homo Sapiens”, define él.
Y confirma que lo que decimos ayuda a definirnos como parte de una comunidad. “Nuestras creencias y supersticiones ayudan a explicar lo que no podría comprenderse de otro modo. Hablan de nuestras costumbres, de nuestros temores colectivos, de la necesidad de justificar éxitos, fracasos, esperanzas y, hasta incluso, nuestra fe religiosa, aunque para muchos se hallen totalmente disociadas. Es la necesidad de encontrarle sentido al entramado invisible sobre el que se apoya nuestra vida cotidiana, sobre todo en áreas en las que la ciencia todavía no ha dado respuestas satisfactorias”.
-Pero entonces, ¿cuánto hay de universal y particular en este conjunto de tu nuevo libro?, ¿cuánta argentinidad?
-La amplitud del tema me obligó a elegir las supersticiones más conocidas, en su mayoría universales, en algunos casos influenciadas por creencias locales, sin dejar de lado a las que consideramos propias. Evito la palabra “argentinidad” dado que, en la mayoría de estas creencias surgió dentro de comunidades que, en sus orígenes, no reconocían fronteras ni límites políticos de ningún tipo. De ahí que sean comunes a distintos países de Hispanoamérica, generalmente limítrofes.
-Y cómo juega el factor nostalgia. ¿Saben las nuevas generaciones que la sal no se pasa de mano en mano? ¿O están creando sus propias creencias y costumbres?
-No fue el “factor nostalgia” el que me alentó a escribir este libro, sino la necesidad de investigar, y luego de compartir, lo que había descubierto para aportar información sobre creencias muy populares, algunas de ellas muy antiguas, que todavía, crease o no, condicionan la vida de muchas personas. Aun así, no creo que el conocimiento del origen de las supersticiones vaya a alterar el proceder de quienes las profesan. Seguramente seguirán siendo fieles a sus prácticas, porque les aportan seguridad en diferentes contextos, aunque, en presencia de otros, y entre sonrisas, les harán saber que conocen su procedencia, pero aun así han decidido no abandonarlas.
Las nuevas generaciones saben de la existencia de gran parte de las supersticiones más populares, aunque no siempre comprenden su significado y en muchos casos no las respetan. Sin embargo, ello no los librará de responder a nuevas creencias dado que el ser humano es y, probablemente, siempre será supersticioso. Las razones son simples. Necesitamos control ante realidades inciertas, le tememos a los cambios de rutinas y, tal vez, algún arquetipo desconocido nos impulse, aun en estas épocas, a creer en el pensamiento mágico.
Algunas costumbres modernas, por asociación con hechos fortuitos o inexplicables, se convertirán en nuevas supersticiones; otras desaparecerán, mientras que algunas, que llevan miles de años entre nosotros, seguirán vigentes. Todas con un mismo propósito: calmar la ansiedad o la angustia que nos provoca el vacío de no saber.
-Para quién es este libro, en quién pensabas cuando lo escribías.
-Para curiosos de cualquier edad y profesión que deseen comprender parte del proceso que le dio forma a nuestra identidad y parte del contenido de lo que reconocemos como nuestra cultura. A los lectores más jóvenes les permitirá comprender el mundo de los mayores, a los mayores a justificar sus creencias y costumbres; a los docentes, periodistas y estudiantes universitarios tal vez les aporte un marco antropológico, sociológico e histórico que les ayudará a responder o complementar sus exposiciones, ensayos o clases.



