Entre el 24 y el 30 de abril se lleva a cabo el Festival de cine Francés, una fiesta cinéfila y una excelente costumbre que, aun con distintos nombres y formatos, se viene sosteniendo en el calendario porteño. En un contexto muy cerrado para la exhibición de cine europeo, el festival funciona casi como paliativo, lo que en parte explica la expectativa que genera y la respuesta del público. Claro, la otra parte tiene que ver con la curaduría, el criterio y la dedicación del Institut Français d’Argentine y su agregado de cooperación audiovisual regional (quién pudiera), Antoine Sebiré.
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Para él, esta edición quizás sea la más diversa y rica posible, y así parece confirmarlo la programación. Con lo nuevo de figuras muy reconocidas, films éxito de taquilla en su país, clásicos revisitados en pantalla grande y sorpresas de autores más independientes. La edición que está por llegar incluye además la visita de Alain Guarudie, que ya estuvo en la Argentina para una edición del Bafici con El desconocido del lago. Su producción Misericordia abrirá las jornadas en Cinépolis Recoleta. Un film noir con brotes de comedia “una obra sombría y alegre, deliciosamente inmoral”, en palabras de Sebiré.

Misericordia está protagonizada por Félix Kysyl y Catherine Frot ycompitió por la Queer Palm en la sección Cannes Premiere del Festival de Cannes. La historia del hombre que vuelve a su pueblo para el funeral de un viejo amigo y pasa de ser centro de rumores a objeto de una investigación policial.
Del también célebre Michel Hazanavicius, director de la oscarizada El Artista, se verá La carga más preciada, su película animada sobre la Shoah que, aseguran los que ya la vieron, es de lo más potente y conmovedor de la muestra. La historia es tremenda y dice así: un pobre leñador y su mujer vivían en un gran bosque. El frío, el hambre, la pobreza y una guerra a su alrededor hacían que sus vidas fueran muy duras. Un día, la mujer del leñador rescata a un bebé. Una niña arrojada desde uno de los muchos trenes que atraviesan constantemente el bosque.

Unidos por la música, de Emmanuel Courcol, fue vista por casi tres millones de personas, uno de los mayores éxitos del cine francés del año que pasó. En ella, un director de orquesta viaja por el mundo y, al enterarse de que fue adoptado, descubre que tiene un hermano menor, con el que comparte, al menos, su afición a la música.
Fuera de temporada, la última producción de Stéphane Brizé (La Ley del mercado) registra el resurgimiento de sentimientos enterrados de sus personajes, con Guillaume Canet y la italiana Alba Rohrwacher. Y hay mucho más (Tres amigas, de Emmanuel Mouret, La petite, de Guillaume Nicloux) además de la fundacional Possession (1981), la pasión diabólica según Andrej Zulawski, con Sam Neill e Isabelle Adjani. Un clásico de culto de los amigos del terror, entre otras varias cosas que vuelven imperdible la invitación a verla en pantalla grande.
