La preocupación por la seguridad rural volvió a encenderse en Rafaela y su zona de influencia, en la provincia de Santa Fe.
Productores agropecuarios y entidades representativas denunciaron que la región atraviesa nuevamente un escenario de extrema vulnerabilidad, con delitos reiterados, ataques a animales y robos de alto impacto económico, sin que existan controles sostenidos ni políticas de prevención eficaces.
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Tanto la Sociedad Rural de Rafaela (SRR) como el grupo Productores Unidos —dos de las voces más activas del sector— sostienen que la situación regresó al punto más crítico de los últimos años.
“Estamos igual que en 2024. No vemos respuestas, no hay patrullaje y los delitos se repiten. Sentimos que trabajamos en una zona liberada”, remarcaron desde ambas entidades.

Escalada delictiva
El 2025 comenzó con un hecho que marcó el clima de tensión: delincuentes atacaron a una vaca, que quedó con un cuchillo en el cuello en un establecimiento del periurbano rafaelino. El animal logró sobrevivir gracias a la intervención inmediata de veterinarios, pero el caso expuso el nivel de crueldad y violencia que atraviesan los campos de la región.
Días después, otra vaca recibió un disparo y debió ser sacrificada. Para los productores, estos episodios no son aislados sino parte de un patrón delictivo que incluye abigeato, ingreso a propiedades privadas, daños en instalaciones y amedrentamientos a trabajadores.
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A estos ataques se sumó recientemente el robo de un acoplado cargado con fitosanitarios valuado en alrededor de cuatro millones de pesos. La carga fue sustraída de un campo del cinturón rural y aún no fue recuperada.
“No estamos hablando de hurtos menores; se trata de delitos planificados y de bandas que conocen el movimiento del campo”, indicaron referentes del sector.

Las entidades enfatizan que, pese a los reclamos de los últimos años, los encuentros con autoridades en 2024 no derivaron en mejoras concretas. Aseguran que los caminos rurales siguen sin controles, que no hay presencia sostenida de las fuerzas de seguridad y que la prevención es prácticamente inexistente. En plena cosecha fina, con maquinaria circulando día y noche, esta ausencia se vuelve aún más riesgosa.
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El mal estado de los caminos rurales, que dificulta la circulación y favorece la impunidad de los delincuentes, se suma al panorama general.
“Pedimos seguridad porque no podemos trabajar tranquilos. Pedimos caminos porque directamente no podemos transitar. El campo propone, aporta y acompaña las soluciones, pero necesitamos respuestas”, expresaron desde la SRR.

La preocupación es compartida también por trabajadores rurales, transportistas y vecinos del área periurbana, quienes aseguran sentirse expuestos en cada jornada laboral.
Las entidades advirtieron que el clima es cada vez más tenso y que no quieren esperar a que ocurra una tragedia para que se active un plan serio de prevención.
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“Lo venimos diciendo hace tiempo: no podemos esperar víctimas fatales. Las autoridades deben actuar ahora”, remarcaron. Mientras tanto, productores y organizaciones siguen articulando acciones y elevando reclamos con la esperanza de que la seguridad rural vuelva a ser prioridad en la agenda provincial.



