El histórico acopio Careaga y Teglia, con sede en la localidad santafesina de Alvear y más de 80 años de trayectoria, se presentó en convocatoria de acreedores.
La solicitud ingresó en el Juzgado Civil y Comercial N° 17 de Rosario, con el objetivo de reordenar su deuda y brindar previsibilidad a sus acreedores.
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Por el momento, faltan precisiones sobre el monto total del pasivo y sobre el alcance de las deudas con productores y prestadores de servicios.
La empresa venía atravesando meses de tensión financiera. Tras varios intentos por capitalizarse y sostener los pagos corrientes, y ante la falta de ingreso de nuevos socios que pudieran reforzar su estructura, la situación se tornó insostenible.
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En septiembre comenzaron a rebotar cheques emitidos por la firma y días después sus directivos decidieron recurrir a la vía judicial para iniciar un proceso ordenado de convocatoria de acreedores.

Cheques rechazados y falta de nuevos socios marcaron el quiebre
La decisión, señalaron desde la compañía, busca enviar una señal de transparencia a todos los acreedores y reafirmar la voluntad de cumplir con los compromisos asumidos.
La empresa aclaró que el proceso incluye tanto el negocio de acopio, con una capacidad instalada de 40 mil toneladas, como la planta envasadora de legumbres, dado que ambos comparten la misma razón social.
El negocio tradicional de acopio de granos venía mostrando un deterioro progresivo. Las últimas campañas agrícolas afectadas por la sequía redujeron los volúmenes operados, mientras que las ventas directas de los productores a puertos y aceiteras le restaron margen de maniobra a los acopios medianos.
Durante un tiempo, la compañía logró sostener su actividad gracias a los ingresos provenientes de su planta de envasado de legumbres, que abastece marcas propias, trabajos a fazón y licitaciones públicas.
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Sin embargo, ese salvavidas también se fue agotando. En el último año, el consumo de legumbres se retrajo y prácticamente no hubo licitaciones nacionales, lo que redujo fuertemente el flujo de fondos de ese sector.
A este escenario se sumó la suba de tasas de interés, que encareció y dificultó el acceso al financiamiento bancario. Según admitieron cerca de la firma, esa combinación de factores fue el golpe final que precipitó la convocatoria.

Ahora, el proceso judicial buscará ordenar las deudas y garantizar continuidad a una empresa que fue parte del entramado agroindustrial regional durante más de ocho décadas.