Las primeras horas del viernes estuvieron marcadas por un escenario climático adverso para la actividad agrícola y ganadera.
El monitoreo de heladas realizado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Observatorio Hidro-Meteorológico de Córdoba (OHMC) confirmó bajas temperaturas que se extendieron desde la Patagonia hasta la región central del país, con una intensidad variable según las zonas.
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En la franja núcleo agrícola, que comprende el centro-sur de Santa Fe, el norte bonaerense y el sudeste cordobés, el fenómeno se expresó en forma de heladas suaves.
Allí, los valores se mantuvieron apenas por debajo de 0 °C, sin registrar daños generalizados, aunque generaron preocupación entre productores que transitan una etapa clave de planificación de siembras.

El frío golpeó con fuerza desde el sur hacia el centro agrícola
La situación fue diferente en áreas extrapampeanas y patagónicas, donde las marcas térmicas fueron mucho más drásticas. El caso más extremo se dio en Maquinchao, en la provincia de Río Negro, con un registro de -12,6 °C, considerado uno de los más bajos de la jornada. En Paso de Indios (Chubut) se alcanzaron -6,6 °C, mientras que en Trelew el termómetro descendió a -5,6 °C.
Las ciudades de San Antonio Oeste (-5,2 °C), Esquel y Puerto Madryn (ambas con -4,6 °C), Perito Moreno (-4,5 °C), Río Colorado (-4,4 °C) y Chapelco (-4,3 °C) también se vieron alcanzadas por heladas de intensidad moderada a fuerte. Incluso localidades como El Bolsón (-3,8 °C) y Bahía Blanca (-3,6 °C) registraron mínimas notables, reflejando el avance de la ola fría hacia el sur bonaerense.
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El mapa satelital de monitoreo evidenció un contraste claro: mientras la zona núcleo aparecía teñida de amarillo —indicador de heladas suaves—, el sur del país mostró predominio de colores verdes, azules y violetas, que corresponden a heladas moderadas, intensas y extremas. Esta diferencia marca el impacto desigual del fenómeno, aunque en ambos casos la preocupación estuvo presente.

En las provincias patagónicas, el descenso térmico repercutió tanto en la agricultura como en la ganadería, donde el forraje y las pasturas sufren un freno en su desarrollo. En la región central, los lotes de trigo en crecimiento temprano fueron los más expuestos, aunque las heladas de baja intensidad permiten prever que los daños serán limitados.
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Los especialistas destacaron que septiembre suele traer episodios de heladas tardías que ponen en riesgo las campañas de fina y retrasan la planificación de la gruesa. Por eso, el seguimiento técnico y las medidas de manejo se vuelven herramientas claves para reducir pérdidas.
Este viernes dejó en claro que el invierno aún no se despidió y que el campo sigue bajo la amenaza de temperaturas extremas, con un ojo puesto en la evolución climática de las próximas semanas.