Desde Río Cuarto, Córdoba, un innovador proyecto tecnológico impulsa una transformación profunda en la ganadería, combinando la tradición del campo con las herramientas digitales más avanzadas.
“Lo pensamos de manera global, pero primero a nivel regional: Paraguay, Brasil, Uruguay… la producción se divide entre los países del Mercosur”, explicó Martín Tosco, quien estudió veterinaria —aunque no concluyó la carrera— y comparte la autoría del desarrollo junto a su socia Virginia Gonella.
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El origen de esta iniciativa se remonta a 2019, cuando Tosco y su socia comenzaron a investigar soluciones para mejorar el manejo ganadero, especialmente enfocadas en la recuperación del suelo.
“Queríamos tecnificar la ganadería con sistemas rotacionales, donde el productor pueda cambiar la parcela día a día. Lo vimos complicado y empezamos a trabajar en soluciones”, relató. Así nació un prototipo inspirado en cercas virtuales para mascotas, que se adaptó al monitoreo de vacas mediante dispositivos colocados en sus orejas.

“Empezamos a trabajar en la pandemia”
“Observamos cómo respondían las vacas a distintos estímulos y desarrollamos una caravana que está en estudio porque necesitamos dar un salto en eficiencia energética”, destacó. El proyecto se divide en tres etapas: prueba de concepto, desarrollo del prototipo y producto mínimo viable.
Actualmente, el sistema de monitoreo ya está en uso con más de treinta productores que forman parte de la comunidad, mientras que el cercado virtual está en fase avanzada de desarrollo. “El productor va a tener una trazabilidad general del animal y a la vez un cercado virtual al lote óptimo, dejándolo el tiempo que sea necesario”, detalló.
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En esta nueva etapa, planificada para los próximos 24 meses, los desafíos son claros. “Debemos mejorar la eficiencia energética del dispositivo, habilitar actualizaciones remotas bidireccionales del firmware, integrar la plataforma de gestión ya validada con este nuevo sistema y, sobre todo, construir un prototipo funcional listo para ser probado en condiciones reales”, enumeró Tosco.
Para lograrlo, convocaron a una comunidad especial de productores, denominados “embajadores”, quienes colaboran probando el sistema en campo y aportan retroalimentación para optimizar hardware y software. “Esta etapa necesita inversión y por eso buscamos productores pioneros que no solo aporten capital, sino que se sientan parte de un proyecto que está transformando la ganadería con impacto real”, señaló.

“Los grandes desafíos hace cinco años eran la conectividad en el campo”
Tosco destacó la importancia de esta fase final: “Ser parte ahora es acompañar un momento clave de validación antes de la comercialización masiva de la cerca virtual.” La respuesta de los productores fue positiva: “Nos sorprendió que se sumaran veinte productores a la convocatoria, gracias también a la difusión que nos brindaron grupos CREA.”
Más allá de la tecnología, el proyecto se sostiene en la comprensión del comportamiento animal. “Me especialicé en comportamiento animal, aunque no terminé la carrera de veterinaria, y eso me ayudó a entender cómo estimular a las vacas para mejorar su bienestar y productividad”, comentó.
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Si bien la pandemia dificultó el desarrollo inicial, la colaboración multidisciplinaria permitió avanzar. “Contamos con ingenieros que colaboraron en el diseño del producto y actualmente somos un equipo de ocho personas con dieciséis socios”, detalla. La startup se convirtió en un “faro que promete impacto” para el sector ganadero.

“Los grandes desafíos hace cinco años eran la conectividad en el campo”, recordó. Sin embargo, esa barrera fue superada y ahora la empresa se posiciona para crecer en todo el Mercosur, con un producto que combina eficiencia, sustentabilidad y trazabilidad.
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Para Tosco, la tecnología debe ser una herramienta que potencie al productor, no que lo reemplace. “Queremos que el productor tenga un control real y eficiente sobre su rodeo, que pueda tomar decisiones informadas y mejorar su rentabilidad cuidando el suelo y el bienestar animal”.

En definitiva, esta experiencia desde Río Cuarto es un claro ejemplo de cómo la innovación puede nacer en un territorio tradicional y expandirse hacia mercados más amplios, demostrando que la ganadería inteligente está al alcance y puede marcar un antes y un después en la producción agropecuaria regional.