En el árido paisaje del noroeste de San Luis, donde aflora la Formación La Cantera, un grupo de investigadoras del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) halló un tesoro microscópico de gran valor científico: la flor fósil más antigua registrada hasta ahora en territorio argentino.
Se trata de Stellula meridionalis, que significa “pequeña estrella del sur”, una diminuta flor que floreció en el Cretácico Temprano, hace unos 113 millones de años.
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El hallazgo incluye ejemplares con tallos, hojas y flores en diferentes estados de desarrollo.
“Es un descubrimiento excepcional. En Argentina teníamos registros de angiospermas de esa antigüedad, pero limitados a hojas y granos de polen. Esta es la primera vez que aparece una flor completa”, explicó Griselda Puebla, investigadora del Instituto de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA, CONICET-UNCUYO-Gobierno de Mendoza).
“Las flores son estructuras muy frágiles”
La flor fósil mide apenas unos milímetros y presenta una morfología muy particular: estructuras triangulares dispuestas en forma de estrella, sin órganos reproductivos masculinos visibles. “Creemos que se trata de flores femeninas unisexuales. La arquitectura del eje reproductivo no se parece a nada descrito hasta ahora, lo que nos llevó a identificar un nuevo género y especie”, precisó Puebla.
En Sudamérica, sólo en Brasil se encontraron fósiles florales de esa misma edad. Este descubrimiento no sólo amplía el registro de las primeras angiospermas en el continente, sino que también ofrece nuevas pistas sobre cómo evolucionaron las plantas con flor en los ecosistemas antiguos del hemisferio sur.
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El hallazgo de Stellula meridionalis, la flor fósil más antigua encontrada en Argentina, fue posible gracias a la preservación excepcional de sus restos en rocas de grano fino, propias de antiguos ambientes de lagunas efímeras asociadas a sistemas fluviales. “Las flores son estructuras muy frágiles, por eso es tan raro encontrarlas bien conservadas. Esta excepcionalidad resalta la importancia del descubrimiento”, explicó Griselda Puebla, investigadora del CONICET en el IANIGLA.
Además de las flores y hojas fósiles, el equipo científico recuperó granos de polen correspondientes a plantas con flor (angiospermas) en los mismos niveles de sedimento.
Estos restos microscópicos fueron claves para profundizar el análisis de la afinidad botánica de Stellula y vincular las estructuras halladas con especies actuales y del pasado. Así lo señaló Mercedes Prámparo, también investigadora del CONICET y coautora del estudio.
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El trabajo, liderado por investigadoras del CONICET, aporta nuevas evidencias sobre la diversidad temprana de las angiospermas en el hemisferio sur.
Hasta ahora, en Argentina sólo se habían identificado hojas o polen de esa antigüedad. La aparición de una flor completa y bien preservada representa un avance significativo para la paleobotánica sudamericana.
Según las científicas, los fósiles vegetales hallados en San Luis refuerzan el valor del registro geológico argentino para reconstruir la historia evolutiva de las plantas con flor. “El Cretácico Temprano fue un período clave para la expansión y diversificación de las angiospermas. Este tipo de hallazgos nos permite entender mejor su origen, aún objeto de debate en la comunidad científica”, concluyeron.