La ola polar dejó su marca en vastas áreas del interior argentino, con registros térmicos extremos que golpearon de lleno a las zonas agrícolas.
Según el mapa de monitoreo de heladas elaborado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) junto al Observatorio Hidro-Meteorológico de Córdoba, durante la madrugada del 30 de junio se detectaron temperaturas superficiales inferiores a los -10°C en regiones productivas clave como el oeste de Buenos Aires, el sur de Córdoba y amplias franjas de San Luis y La Pampa.
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En las sierras cordobesas, las mínimas llegaron incluso a los -15°C, consolidando uno de los eventos más rigurosos del invierno.
La intensidad del frío, que se combinó con cielos despejados tras las recientes nevadas, generó condiciones ideales para heladas muy intensas y severas, según lo indica la escala cromática del mapa satelital GOES-19 (LST).
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El fenómeno encendió las alertas en el sector agropecuario, especialmente en zonas donde se avanza con cultivos de cobertura o se iniciaron siembras de trigo y cebada.

El informe también muestra áreas sin heladas en el noreste de Buenos Aires y parte del centro de Santa Fe, donde la nubosidad actuó como aislante térmico. Sin embargo, allí también se registraron valores cercanos a cero, suficientes para frenar el crecimiento de cultivos invernales.
En La Pampa, donde muchos productores habían apostado por la siembra temprana de cereales de invierno, la combinación de humedad residual y temperaturas bajo cero generó escarchas prolongadas que podrían dañar tejidos foliares.
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El episodio, además, marca un contrapunto con las proyecciones del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), que anticipa un trimestre con temperaturas por encima de lo normal en buena parte del país. Esta amplitud térmica y la alternancia de frentes fríos y días templados podrían complicar el desarrollo de cultivos sensibles en etapas iniciales.
La señal también preocupa a los ganaderos, que deben extremar cuidados en los rodeos más expuestos. Las heladas severas no solo afectan los pastos naturales, sino que incrementan los requerimientos energéticos de los animales, especialmente en sistemas extensivos.

Junio cerró con una ola de frío histórica que dejó temperaturas extremas en varias regiones
El Servicio Meteorológico Nacional confirmó nuevos récords tanto de temperaturas máximas como mínimas para este mes, con registros que no se veían desde hace décadas. La jornada del 30 fue especialmente rigurosa, con mínimas que alcanzaron los -15 °C en Chapelco, Neuquén, superando el récord anterior de -13,4 °C de 2018.

En San Luis, Santa Rosa de Conlara se convirtió en el epicentro de una doble marca histórica: no solo registró una mínima de -11,8 °C (rompiendo el récord de 2011), sino también una máxima de apenas 3,4 °C, la más baja para junio desde 2016. Esta combinación de valores extremos muestra la magnitud del evento frío, que se extendió a otras ciudades como Villa Reynolds, Puerto Deseado y Villa Dolores, todas con mínimas por debajo de los -8 °C.
También en la provincia de Buenos Aires se rompieron varios récords de máximas más bajas. En Azul, Olavarría, Bolívar, Pehuajó y Dolores las temperaturas máximas diarias no superaron los 6 o 7 grados, algo inusual para fines de junio. Estos valores reflejan no solo la intensidad de la masa de aire frío, sino también su persistencia, que afectó el desarrollo de cultivos y la actividad ganadera en amplias zonas agrícolas.

El fenómeno fue consecuencia del ingreso de aire polar tras un sistema frontal que dejó nieve en sectores altos y cielos despejados en buena parte del país, lo que favoreció el enfriamiento nocturno. Según los especialistas, estos eventos son típicos del invierno pero su intensidad y extensión geográfica no suelen repetirse con frecuencia. El SMN mantiene la vigilancia ante posibles nuevas irrupciones frías en las próximas semanas.