En el Congreso de la Nación se respiró aire de decisión. A pocos días de que caduque el decreto que redujo temporalmente los Derechos de Exportación (DEX), se desarrolló una jornada de análisis técnico y político en la que legisladores y especialistas debatieron cuál debe ser el camino a seguir.
La definición no es menor: se trata de un punto bisagra que afecta al corazón del sistema agroindustrial argentino y, por lo tanto, a la economía del país.
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Con la participación de entidades como Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA), Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) y la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), el encuentro dejó en claro que retomar las alícuotas anteriores, es decir, subir nuevamente las retenciones, significaría un golpe directo a los productores y una menor generación de divisas.
“Barrera abajo”, definieron desde CREA. Según sus estimaciones, el 80% de la superficie de soja arrendada y el 60% de la de maíz quedarían fuera de rentabilidad.

El Congreso evalúa alternativas para redefinir el esquema de retenciones al agro
El segundo escenario, mantener la rebaja temporal actual, fue calificado como un “camino sinuoso”. Si bien implicaría un costo fiscal bruto estimado en US$ 737 millones, también se generaría mayor recaudación por Impuesto a las Ganancias, reduciendo el costo neto a US$ 608 millones (0,12% del PBI).
FADA planteó que esta opción permitiría triplicar la superficie con márgenes positivos.
Por su parte, la Bolsa de Cereales estimó que, en este marco, la producción nacional podría escalar a 147 millones de toneladas, con una mejora en el empleo de hasta 55.000 nuevos puestos hacia la campaña 2028/2029.
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Además del alivio inmediato para los productores, los datos presentados por la BCBA proyectan beneficios fiscales a mediano y largo plazo.
Según sus estimaciones, la continuidad de las alícuotas reducidas permitiría compensar el costo fiscal inicial a través de una mayor recaudación por otros impuestos.
El saldo sería positivo en US$345 millones, lo que reduciría el impacto neto a 535 millones, apenas el 0,07% del PBI. Esta proyección refuerza la idea de que sostener la rebaja en los DEX no solo mejora la rentabilidad del agro, sino que también es fiscalmente manejable.

La alternativa más ambiciosa es la del “cronograma a la baja”, es decir, una eliminación gradual pero sostenida de las retenciones. Se trata de un escenario virtuoso, según remarcaron los expositores, donde se incrementa la superficie sembrada, mejora la competitividad y se potencia la adopción tecnológica. Solo un 12% del maíz quedaría sin márgenes positivos y se fortalecería el desarrollo federal, clave para las economías del interior.
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Desde Barbechando, organizador del evento, dejaron una definición contundente: “Que no sea otra oportunidad perdida”. La entidad instó a los legisladores a trabajar en una ley que elimine los DEX de manera definitiva y con consenso parlamentario.

La jornada no solo aportó datos. También puso sobre la mesa una señal política. La decisión que tomen los representantes del pueblo en los próximos días será determinante. No solo se trata de soja, maíz o impuestos: está en juego el modelo de país.