Durante marzo, las empresas vinculadas al sector agroexportador, representadas por la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), liquidaron un total de US$ 1880 millones, lo que significó un incremento del 20% con respecto al mismo mes de 2024.
Sin embargo, comparado con el mes de febrero de 2025, la cifra registró una baja del 15%. En el primer trimestre de 2025 ingresaron US$ 6134,5 millones.
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Este ingreso de divisas está directamente relacionado con la aplicación del Decreto 38/25, que redujo los derechos de exportación (DEX), además de una menor actividad en el mercado de granos hacia el final del mes.
A pesar de la caída mensual, el acumulado anual desde enero hasta marzo muestra un crecimiento del 26% frente al mismo período de 2024.

El principal producto de exportación del país es la harina de soja
La liquidación de divisas tiene un rol fundamental en la compra de granos a los productores, asegurando que puedan seguir obteniendo precios competitivos. Aunque el ingreso de divisas es anticipado, la transformación de esos granos en productos industriales como aceites y harinas proteicas puede demorar entre 30 y 90 días, según el tipo de grano.
Así, el sector continúa con una dinámica de pagos anticipados, sin registrar demoras en la liquidación de las divisas, destacaron.
El sector agroexportador argentino, especialmente el complejo oleaginoso-cerealero, enfrenta una realidad compleja al momento de realizar comparaciones estadísticas entre distintos períodos.
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La liquidación de divisas depende estrechamente del ciclo comercial de los granos, un proceso que está condicionado por diversos factores externos, como las oscilaciones internacionales de precios, las condiciones climáticas, las medidas regulatorias de otros países, y las exigencias fitosanitarias, entre otros. Estas variables son cambiantes y pueden impactar significativamente los números del sector, señalaron.
El complejo oleaginoso-cerealero, que incluye productos como el biodiésel y sus derivados, sigue siendo uno de los pilares de las exportaciones argentinas. Según el INDEC, en 2024 representó el 45% del total de las exportaciones del país, con la harina de soja siendo el principal producto de exportación, seguida por el aceite de soja y el maíz.

Sin embargo, a pesar de su relevancia, la Argentina se enfrenta a un estancamiento tanto en producción como en crecimiento exportador, lo que la convierte en un actor dependiente de las fluctuaciones de los precios internacionales para modificar su estructura exportadora.
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A pesar de los esfuerzos por diversificar y expandir el mercado, el país sigue siendo vulnerable a las variaciones de precios y a las inestabilidades del comercio global. El sector agroexportador argentino, aunque esencial para la economía, depende en gran medida de factores externos como las políticas comerciales internacionales y las barreras arancelarias que afectan la competitividad de sus productos en el exterior, concluyeron.